UNA SEÑORA REVANCHA
El Sevilla continúa con paso firme en la Liga, después de lograr una muy trabajada victoria en El Madrigal, con goles de Cala y Bacca. Partido con mucho oficio, de un equipo que cuando se aplica es sólido y muy difícil de tumbar. Subidón de moral, tras la decepción de la Copa
Un clavo saca a otro clavo. Ésa y sólo ésa era la premisa con la que el Sevilla tenía que afrontar el choque de este domingo ante el Villarreal. Había que lavar la lamentable imagen copera del miércoles y los de Unai Emery cumplieron con creces, dando continuidad a la imagen de equipo sólido y fiable que exhiben en Liga desde el triunfo de Cornellá. Jugar y ganar en El Madrigal no es nada fácil, pero el Sevilla disputó un partido repleto de seriedad, limpio, prácticamente sin errores y letal de cara a portería contraria. Por más que lo intentó, el Villarreal se topó ante la consistencia de un equipo enorme, que incluso cuando se complicó la vida en el tramo final con el penalti y la expulsión de Cala, serenó el ánimo local con mucha sobriedad.
El Sevilla ha dado un paso más en su línea ascendente en Liga, con un convincente triunfo en casa del quinto clasificado. El equipo reafirmó su estilo en Villarreal, con una victoria construida desde la fortaleza defensiva. Ese equilibrio al que tanto ha aludido Emery se roza cada vez más. En El Madrigal, sobre todo, hizo un partido equilibrado, con una solidaridad irreprochable entre todas las líneas. El Villarreal no es cosa fácil, con dos mediocentros muy creativos y dos puntas rápidos. El guión fue el previsto. Los amarillos agarraron la pelota, pero el Sevilla se plantó como debía y una vez más destacó por su robustez atrás, muy bien asentado, muy efectivo en las ayudas. Todo eso e Ivan Rakitic. Está claro que el croata es el que da el toque matador a este equipo, no necesariamente desde el gol, sino por su excepcional incidencia cada vez que el equipo se lanza al ataque. Muy respaldado por el doble pivote de Iborra y Carriço, magníficos ambos, cada vez que tocó bola el capitán fue un tormento para el rival. De sus botas nació una de las jugadas clave de la tarde. MInuto 23 y falta al propio Rakitic, que botó con un zurdazo largo al segundo palo de Asenjo, donde apareció Cala totalmente solo y trazó un cabezazo magnífico que superó al portero local por su propio poste. Una vez más la estrategia tan bien cuidada por Unai Emery daba sus frutos,con un movimiento táctico muy bueno de Iborra y Fazio que engañó totalmente a los levantinos.
El 0-1 dio al Sevilla más entereza aún. El Villarreal generaba fútbol, pero los nervionenses encimaban mucho en las marcas y apenas dejaban tiempo para pensar a sus rivales. Aún así la tuvo Trigueros en el 27, apareciendo Beto, que vive un momento verdaderamente dulce. El Villarreal tenía el balón, pero no generaba el peligro de los de Unai. El Sevilla pudo haberse ido con más ventaja al descanso, una vez más con una acción de pizarra, pero el peligroso pase de Iborra quedó en nada, tras el engaño de Rakitic y Reyes. Poco después fue Rakitic quien a pase de Vitolo, tras una buena contra, tuvo el tanto, pero Gabriel desbarató el grito del croata en el último suspiro.
En la reanudación el partido se puso más feo. El Villarreal sacó a Pina por Aquino y adelantó a Triguero, jugando prácticamente con tres delanteros. Al Sevilla le tocaba sufrir, pero supo hacerlo, sin conceder una ocasión de certero peligro a los de Marcelino. Jugando como un auténtico equipo, los nervionenses fueron sacudiéndose el empuje local y tras dar varios avisos, sobre todo con un cabezazo de Bacca al larguero y una falta de Rakitic, lograron el segundo en el minuto 71. Salida rápida de los andaluces, Rakitic desde la derecha la pone con intención al corazón del área, Musacchio falla y Bacca dice aquí estoy yo con un soberbio remate que deja el partido visto para sentencia.
Sentencia, o casi. El Villarreal, que sacó en un intento desesperado a Pereira por Bruno, quedó desactivado tras el segundo tanto. Sin embargo, cuando parecía que el partido estaba de más, el único despiste del Sevilla en una salida, acabó con penalti y expulsión de Cala. Perbet acortó distancias y al equipo con 10 sobre el campo le tocó vivir momentos de turbulencias, o al menos eso era lo previsible, porque tras un minuto de agobio, los nervionenses se sacudieron del ímpetu local. Los de Emery incluso se fueron arriba para dormir el choque con mucha destreza, cerrando un triunfo elaborado, pero sobre todo muy justo. Al equipo se le exigia revancha y vaya si la dio, propinando un autoritario golpe sobre el tablero de la Liga. Este partido tiene moraleja: si el Sevilla compite y juega sin reservas es muy difícil, pero muy difícil de superar, porque su versión en Liga, con Rakitic en el campo, está muy cerca del tan reclamado equilibrio por parte de Unai Emery, con un fútbol que se proyecta desde la solidez defensiva y se edifica con solvencia y eficacia, tomando mucho protagonismo las jugadas de estrategia.
Miguel Ánguel Vazquez @MigAnVazquez
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