Pages - Menu

lunes, 11 de enero de 2016

GRACIAS Y HASTA PRONTO

Aún recuerdo cuando anunciaron tu nombre como nuevo entrenador para llevarnos a Primera en esa nueva era que comenzaba, no era tarea fácil, ni momento cómodo, ni situación tranquila. Pero lo hiciste. En un año estábamos de nuevo en Primera. Y lo conseguiste con esos nombres a tu lado: Rubén Castro, Emaná, Molina, Agra, Cañas, Miki Roqué... Que equipo formasteis ese año, cuantos momentos de alegría y esperanza se alojaron en nuestras cabezas; y al año siguiente esa ilusión se fue forjando, partido a partido, consiguiendo la permanencia con una piña por equipo. Uno para todos y todos para uno. Para el Betis. Y llegó la 12-13, qué temporada por amor de Dios... esa ilusión que rebosó en euforia cuando Molina empató aquel partido ante el Levante. Eramos entonces equipo de Europa.

Hasta aquí no se llegó solo con alegrías, claro que no, hubo malas rachas, derrotas consecutivas, puntos perdidos a puñados, sequías goleadoras, pero se salía. Todo en aquel momento parecía bueno, el Betis estaba llegando a donde merecía llegar, pero esa temporada estaba maldita, se fueron jugadores que se partían la cara ellos mismo por el Betis si hacía falta y llegaron algunos que ni cobrando diamantes en bruto se despeinaban, esa 13-14... no llegaste a diciembre. Reconozco que me sentó como una puñalada esa noticia, me parecía precipitada la destitución, me decía “¿por qué? Si aún es salvable esta situación...”, me enfadé con tu sustituto, con el mundo. Esta vez no se acabaría la rabia por matar al perro. El descenso fue hasta un soplo de aire fresco, no quería seguir en Primera, no podíamos, demasiado sufrimiento.

Descendimos y dimos las gracias porque finalizase esa temporada en la que en vez de sufrir por la UEFA, lloramos por volver a los infiernos. Había que empezar de cero, casi nuevo equipo, nuevo entrenador, directiva cambiada. Hubo un aire nuevo. Pero aunque se comenzó bien, no se terminó de cuajar. Velázquez no terminó de cuajar. Quizás un puesto grande. Y vino Merino e hizo 4/4. Y tras cuatro semanas, ese día de diciembre, me llegó una notificación de Twitter, del Betis. “Pepe Mel, nuevo entrenador del Real Betis Balompié”. Lo leí al menos 50 veces. No me lo creía. Volvías a casa. Y juro que lloré, me harté, en medio de la calle. Me daba igual quién me viese o lo que pensasen. Fue el titular más feliz que leí en mucho tiempo.

Pasaban los partidos y las cuentas salían. Nos tocó enfrentarnos al Alcorcón. Madre mía, aún siento como si ese momento hubiese sido ayer. El ambiente como hacía mucho que no se veía, volvía la ilusión al Villamarín, las ganas y las esperanzas. El partido comenzó, ese que himno resonó como nunca. Ese bufandeo. Tantas almas cantando como una sola... y vimos a Rubén hacer un sprint, coger el balón, de vaselina y no recuerdo nada más. Abrazos con personas que no se el nombre, solo que se sientan cerca mía, el corazón en la boca, ese “gol” iba a reventarme el tímpano. Y llegó otro. Y estábamos en Primera, gracias a los jugadores, a la afición, a ti. Y en esa celebración del ascenso, tus lágrimas, verte besar el césped, personalmente me dio la vida, volvimos a ser una piña, todos con todos, las expectativas eran “fuera segunda para siempre”.

Luego, en verano, las ilusiones iban creciendo y se notó en la campaña de abonados. Comenzó la liga y comenzamos bien. Pero algo empezó a fallar, la gente automáticamente te atacó y te echaban, yo, como defensora tuya que me consideraba (y considero) y al igual que muchos otros, pedíamos tiempo y paciencia, pero es que los partidos fueron pasando y la mejoría no llegaba. Seguía defendiéndote, quería seguir haciéndolo, pero veía los partidos, la actitud de los jugadores y tus rueda de prensa, te vi sin ganas, de verdad. Se me acababan los argumentos con cada partido en los que nos ponían la cara colorada, a nosotros, al Real Betis. Y nos visitó el Eibar. El Sevilla. Y visitamos al Getafe. Ya no podíamos más, esta situación no se puede permitir en este Club, ni ahora ni nunca, ni contigo ni con nadie.

Tras la derrota ante el Getafe, cuando leí que el consejo se reunía, casi lo di por hecho. Mantenía hasta el último momento esa esperanza por si te daban el voto de confianza, pero no. Y te puedo asegurar que más rabia, pena, impotencia y coraje no ha podido darme, tenía en mi interior una lucha de ideales, “quiero a Pepe Mel, pero más quiero a mi Betis”, la situación tenía que arreglarse urgentemente antes del derbi de vuelta para obrar el milagro, y eso significaba decirte adiós, en el fondo casi me lo decía y he llegado a mosquearme conmigo misma por eso, pero esto debía ser el principio de los muchos cambios que necesita este equipo.

Mil gracias, de corazón, por tu entrega, tus logros, tus victorias, tus lágrimas y amor por estos colores, por tanto como nos has dado, por volver a la casa de la que te echaron por llevarnos de nuevo a la gloria. Tu etapa acaba, pero el cariño y respeto que te debemos aquí seguirá. Suerte en tu futuro, míster.

Artículo hecho por Ana Gutiérrez (@anita_bando)

No hay comentarios:

Publicar un comentario