Dicen que los domingos suelen ser mal día y no gustan a nadie pero la mañana de ayer en Pamplona fue muy diferente a otras, se enfrentaban dos conjuntos que estan arriba en la división de plata y arropados por sus aficiones.
El Sadar se preparaba para vivir la mejor entrada de la temporada con 18 000 personas dentro. Volvía la mascota rojilla tras muchos años y lo hizo a lo grande. Ya desde las calles se olía el ambiente digno de fiesta.
Martín Monreal dispuso un nuevo sistema con dos bandas y en el que se estrenaban Nino y Urko Vera juntos en la delantera, ambos decisivos al final de la primera parte.
El partido comenzó con un intercambio de golpes, primero Torres y Vera y después un disparo del equipo albiazul desviado cerca de Nauzet. En el minuto 17 caería el primer gol del encuentro, un centro de Dani Pacheco a las botas de Juli terminño en el poste, y ante la pasividad defensiva y un Nauzet vendido, Raul García aprovecho el rechaze para instaurar el 0-1 en el luminoso.
Ya en el ecuador legó una acción muy polémica par todos cuando Sergio Mora vio la doble amarilla en apenas minutos tras derribar a De las Cuevas, el penalti fue transformado por Roberto Torres, un especialista desde los once metros. Se iniciaba otro duelo con una hora aun por jugar.
Osasuna espero su ocasión para rematar definitivamente a los visitantes, y fue antes del descanso con los goles a la contra de Urko Vera, que por fin se esntrenó, y de Nino en la última acción de la primer parte. El encuentro ya estaba decidido.
En la segunda, Alex Berenguer fue sustituido antes de iniciarla por una fea acción merecedora de roja, pero el arbitro no lo interpretó como tal. El conjunto vitoriano controló más el partido e intento meterse en el mismo pero apenas creó ocasiones claras. Los navarros por su parte bajaron la intensidad y no hicieron más goles.
Al final Osasuna remontó un partido que se le puso de cara y en una mañana que quedará en la memoria de muchos aficionados.
Artículo hecho por @cirismo
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