lunes, 4 de abril de 2016

CUANDO LOS PAÑUELOS SE QUEDARON EN CASA

Hace algunos años que la afición bética, en un altísimo porcentaje, dejó de comportarse con un grado de exigencia que la definió durante gran parte de su Historia. Si cierto es que nunca hubo similitudes al extremo con la sevillista o la valencianista, la masa bética nunca falló a la hora de sacar los pañuelos blancos y protestar incansablemente cuando la situación así lo requería. Sólo basta echar una hojeada a hemerotecas y revisar fechas pasadas (no todas forzosamente recientes) en que la hinchada dejaba alto y claro su disconformidad con los directivos de entonces. Pero parece que aquellos pañuelos blancos, señal de desaveniencia, quedaron doblados en las casas de los béticos.

El vulgo más actual con que muchos béticos justifican la resignación a la situación de su equipo, no es otra sino que la de la absolución del actual equipo directivo que comandan Haro y Catalán - en el Betis desde septiembre -, al igual que la creencia en que según palabras del primero: " no guardan relación alguna con el entorno ". Imposible, cuando el segundo es patrono de la Fundación Heliópolis, mientras que el primero figuró como patrono en una de las primeras listas y además se relaciona laboralmente con otro patrono más de dicho órgano, el segundo es también patrono de la Fundación. Es más, entre los mismos consejeros del Club figuran otros dos personajes también componentes de la Fundación: Ernesto Sanguino y José María Pagola. En este marco, tras las experiencias vividas por el beticismo, confiar ciegamente ante la contradicción no debería ser el camino a seguir mientras el equipo se hunde. 

Por otro lado, no se puede eximir a ABA del desenvolvimiento de la Temporada cuando los fichajes invernales arrivaron a Heliópolis durante su mandato, pues si Musonda y Montoya cumplen, el caso de Damiao es más que un flagrante fracaso - económico también -, al igual que también el hecho de que Merino sustituyó a Mel y, en caso de descenso, los rectores actuales serán culpables muy directos, pues Maciá será el Director Deportivo desde antes, pero al igual que con Bosch, el límite de inversiones lo fija quien manda - aunque ahora no haya administrador -, y si la gestión fracasa los culpables no serán los más de cuarenta mil socios del Betis, ni los árbitros, ni Lopera que no manda, y aunque sus seguidores se hagan leer en las redes, por mucho que agiten no van a conseguir la vuelta del hombre del Fontanal, a quien sólo lo podría hacer regresar una decisión judicial.


Y es que un presupuesto de cuarenta y tantos o cincuenta millones, actualizado a través de los continuos ingresos y gastos, no debió dar como para que el bético sufriera de nuevo el calvario de la parte baja, mirando un día a ver qué hace una semana el Rayo, otra el Sporting, otra el Granada....y la semana que viene, a ver qué hacemos con el Levante.
Pascual Aparicio y Manuel Ruiz Rodríguez, que se gastaron gran parte de su fortuna para el Betis - en pleno Manquepierda, el de verdad y no el de la conveniencia  -, Benito Villamarín, Andrés Gaviño, De la Puerta, Núñez Naranjo, Mauduit, etc, etc, etc, sufrieron pañoladas y algunos de ellos hasta algo más. Aún así, el mismo Villamarín desde su llegada en 1954, fue un hombre independiente y que puso parte de su capital al servicio del crecimiento del Real Betis. Salvo Pascual Aparicio, el resto no dimitieron ni por pañoladas ni por protestas, pero las aceptaron.  

A pesar de todo, la afición verdiblanca parece resignada a asumir silencio bajo el crespón negro del luto en el peor de los casos. Divide y vencerás, palabras sabias aplicadas desde quienes por familia conocen la esencia más íntima en verde y en blanco. En esta guisa, acecha un Levante - de malos recuerdos - metido en el último vagón de la Calle del Infierno, con el agua al cuello y dispuesto a que el coche blanquiverde se enganche más cerca aún hacia Pedro Botero. Mientras, pase lo que pase al final y en las próximas finales, en otro lado del Real, entorno y hábitat directivo seguirán poniéndose hasta la corcha de pescaíto - más bien marisquito - sin el más mínimo reproche y la más absoluta inadvertencia. ¿ Para qué sacar los pañuelos ? Mejor para la chaqueta, que está cerca la Feria.

Artículo hecho por (Rafael Medina Delgado)

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