Este artículo, en un principio, iba a formar parte de una especie de crítica, dentro de la crónica del Athletic Club - Real Betis, pero creo que merece la suficiente atención como para hacerla a modo de anexo, de carta, para todo aquel que quiera dedicar dos minutos de su tiempo a compartir mi opinión por algo que, de un modo u otro, nos afecta a todos los seguidores del fútbol.
Ayer, horas antes de que diese inicio el encuentro, un sujeto que dice ser bético, agredió a un bilbaíno en plena calle mientras otros grababan la "gracia" para luego subirla a redes sociales con el fin de que otros tantos les rieran su hazaña, cuando lo único que encontraron fue una terrible repulsa por parte de ambas aficiones.
Los acompañantes del hombre reconocieron que los agresores portaban objetos del Betis y se les notaba el acento andaluz. Esto no puede provocarme más que un tremendo asco y enfado, alguien que mancha la imagen de su propia afición y de su propio club, no puede considerarse parte de la familia. Non grato. El bético de verdad, aquel que ama a su equipo y lo defiende, que protege a los suyos, no es el que contribuye a ponerle la etiqueta de violenta a una afición que no lo es. Que puede etiquetarse de humilde, de simpática, de generosa, nunca de violenta, radical e intolerante.
Aquella lacra que digan defender sus colores a base de puñetazos, siento decirles que lo único que hacen es vulnerarlo ante el público de fuera, otras aficiones y la prensa, sí, a nuestra cada vez más eterna enemiga le dais más voz y más razón para que sigan haciendo el daño que tanto tiempo se empeñan en hacer. No ayudáis a cambiar eso,no ayudáis a aquella que decís que es vuestra afición a luchar contra eso, no sois más que piedras en el camino. No hablo solo de ultras, hablo de cualquiera que haya perdido el principal y más grande significado de todo eso: Deporte.
Es un deporte, el más grande, el más seguido, el más maravilloso, también el más corrupto. Criticáis hasta la saciedad el "fútbol negocio", porque hace daño a todo esto sin pensar que ustedes, desde abajo, con una pelea allí, un alboroto aquí, hacéis el mismo o incluso más, porque tan solo perjudicáis a un equipo. Dibujar y propagar una simbología de un colectivo que llevó al mundo entero al caos, con la corta edad que tenéis algunos de los que he llegado a ver yo misma con el símbolo tatuado, con el brazo levantado, posiblemente no sois ni conscientes de lo que realmente significa, "así infundo miedo", "parezco más radical", "más autoritario"... Tan solo, quizás tan solo, tienes que abrir un libro de historia, ver lo que defiendes, ver lo que imitas y dime que tiene que ver con el fútbol, que tiene que ver con tu equipo para que lo hagas con su escudo al lado y no te de vergüenza que lo vean las miles de personas que se sientan a tu lado y van pacíficos, los niños que aún no conocen la hostilidad y tú se la enseñas desde su lado más salvaje, que te vean incluso por televisión.
Ayer, horas antes de que diese inicio el encuentro, un sujeto que dice ser bético, agredió a un bilbaíno en plena calle mientras otros grababan la "gracia" para luego subirla a redes sociales con el fin de que otros tantos les rieran su hazaña, cuando lo único que encontraron fue una terrible repulsa por parte de ambas aficiones.
Los acompañantes del hombre reconocieron que los agresores portaban objetos del Betis y se les notaba el acento andaluz. Esto no puede provocarme más que un tremendo asco y enfado, alguien que mancha la imagen de su propia afición y de su propio club, no puede considerarse parte de la familia. Non grato. El bético de verdad, aquel que ama a su equipo y lo defiende, que protege a los suyos, no es el que contribuye a ponerle la etiqueta de violenta a una afición que no lo es. Que puede etiquetarse de humilde, de simpática, de generosa, nunca de violenta, radical e intolerante.
Aquella lacra que digan defender sus colores a base de puñetazos, siento decirles que lo único que hacen es vulnerarlo ante el público de fuera, otras aficiones y la prensa, sí, a nuestra cada vez más eterna enemiga le dais más voz y más razón para que sigan haciendo el daño que tanto tiempo se empeñan en hacer. No ayudáis a cambiar eso,no ayudáis a aquella que decís que es vuestra afición a luchar contra eso, no sois más que piedras en el camino. No hablo solo de ultras, hablo de cualquiera que haya perdido el principal y más grande significado de todo eso: Deporte.
Es un deporte, el más grande, el más seguido, el más maravilloso, también el más corrupto. Criticáis hasta la saciedad el "fútbol negocio", porque hace daño a todo esto sin pensar que ustedes, desde abajo, con una pelea allí, un alboroto aquí, hacéis el mismo o incluso más, porque tan solo perjudicáis a un equipo. Dibujar y propagar una simbología de un colectivo que llevó al mundo entero al caos, con la corta edad que tenéis algunos de los que he llegado a ver yo misma con el símbolo tatuado, con el brazo levantado, posiblemente no sois ni conscientes de lo que realmente significa, "así infundo miedo", "parezco más radical", "más autoritario"... Tan solo, quizás tan solo, tienes que abrir un libro de historia, ver lo que defiendes, ver lo que imitas y dime que tiene que ver con el fútbol, que tiene que ver con tu equipo para que lo hagas con su escudo al lado y no te de vergüenza que lo vean las miles de personas que se sientan a tu lado y van pacíficos, los niños que aún no conocen la hostilidad y tú se la enseñas desde su lado más salvaje, que te vean incluso por televisión.
No importa que un equipo prescinda de algunos socios, sean quienes sean, sean cuantos sean, si son veinte como si son cien, de todo aquel que desde dentro destruya a "su" club, sobra de por vida. Al fin y al cabo, siempre ha sido mejor la calidad a la cantidad.
Artículo hecho por Ana Gutiérrez (@anita_bando)
Artículo hecho por Ana Gutiérrez (@anita_bando)
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