viernes, 14 de julio de 2017

DESPUÉS DE LA TORMENTA SIEMPRE LLEGA LA CALMA

A mediados de Agosto comenzaba una nueva temporada para el Club Deportivo Tenerife, y lo hacía una vez más -y como viene siendo costumbre desde su regreso al fútbol profesional- fuera de casa, esta vez en Córdoba, lo hacía con la baja del goleador Nano tras una lesión producida por un defensor de la UD Las Palmas en un caliente derby (a ida y vuelta) en el que el Tenerife se alzó con la Copa Mahou tras la tanda de penaltys.

El resultado de esa primera jornada no pudo ser peor, se perdió en Córdoba con un gol del ex-tinerfeñista Alfaro, la plantilla estaba incompleta y en la víspera de la segunda jornada se formalizaba la venta de Nano al Éibar, todo parecían ser malas noticias, las cuáles se confirmaron tras empatar ante el Sevilla Atlético en el estreno en el recinto capitalino y la abultada derrota por 3-1 ante el Elche de Nino en la tercera jornada.

A partir de ahí se enlazaron una serie de irregulares resultados que desencadenaron en 11 puntos tras las primeras 11 jornadas, pero las sensaciones ya no eran tan malas, comenzaban a afianzarse en el once algunos fichajes que llegaron sin hacer mucho ruido como Camille o Amath N'Diaye y el equipo entrenado por Martí tenía otra cara.

El segundo tercio de la temporada fue el despegar de un Tenerife que ya resultaba ilusionante, fiable y con un fortín llamado Heliodoro Rodríguez López; basando su despegue en la fiabilidad defensiva, la rapidez en el ataque y en hombres que se estaban convirtiendo en piezas clave para José Luis Martí como el ya mencionado Amath N'Diaye, el canterano Jorge Sáenz o Aaron Ñíguez.

El mes de Enero es clave para entender el devenir del curso futbolístico en el club isleño, ya que no solo se consigue aupar a los puestos de promoción de ascenso sino que llegan a la isla tres fichajes ilusionantes que esperan dar el salto de calidad necesario para aspirar a cotas mayores, esos son el argelino Rachid Ait-Atmane (llegaba en calidad de cedido del Sporting de Gijón), Tyronne del Pino (llegaba también cedido, de la UD Las Palmas) y el mediático fichaje de Gaku Shibasaki, quien despierta una ilusión en la Isla que recordó a tiempos pretéritos.

El Tenerife firmaría una segunda vuelta de cine y no abandonaría los puestos de promoción de ascenso en el resto de la temporada, eso se basó principalmente en varias racha dignas de mencionar, como tan solo una derrota en dieciocho partidos o aguantar veintiséis partidos consecutivos sin ser derrotado en el Heliodoro Rodríguez López; eso, sumado a que las incorporaciones de Gaku Shibasaki y Tyronne del Pino surgieron el efecto esperado, y que la Isla se volcó definitivamente con el equipo, hicieron que la comunión “equipo-afición” volviera a producirse después de casi una década de desencuentros, aquí juega un papel muy importante el director general del club, Víctor Pérez Borrego, quien ha desencadenado un auténtico terremoto en las últimas fechas tras conocerse que no continuará en el cargo.

La temporada regular finalizó y el tinerfeñismo volvió a estar unido, el equipo volvió a regalarnos tardes de gloria, el Heliodoro volvió a vivir noches mágicas y el aficionado volvió a sentirse orgulloso de su equipo; en líneas generales, el Club Deportivo Tenerife que todos ansiábamos tras unas temporadas de contínuas decepciones… VOLVIÓ.

Pero es cierto que el curso futbolístico no tuvo ese final soñado, la película nos deparaba un final traumático, de esos que no olvidas en la vida, una pesadilla reflejada en los 96 minutos que duró aquel ya trágico 'Getafe 3-1 Tenerife', ese partido de vuelta que nos arrebató el sueño de toda una isla, el sueño del ascenso, el sueño de recuperar la categoría que nunca debimos perder aquella tarde de Mayo del 2010 en Mestalla.

A pesar de todo, el fútbol es sentimiento, y como tal, es inexplicable, y a un servidor ese final le hizo ser más aficionado que nunca de nuestro equipo, porque este equipo nos regaló una temporada que no esperábamos (y menos con ese fatídico inicio), porque este equipo nos ha devuelto la ilusión de revivir días mágicos, y porque este equipo se ha levantado de tragedias peores, y lo hará, les aseguro que lo hará, porque después de la tormenta, siempre viene la calma…

Y en este caso la calma llega con fichajes, algunos más ilusionantes que otros, pero confiando en el máximo valedor de nuestro proyecto, el técnico José Luis Martí, quien tendrá que recomponer el equipo tras las numerosas bajas, y sacar el máximo provecho a los Juan Villar, Víctor Casadesús o Bryan Acosta; y confiar en quienes siempre han creído en este proyecto, los Dani Hernández, Vitolo, Aitor Sanz, Suso Santana o Raúl Cámara, quienes sí reflejan el sentimiento del tinerfeñismo en el campo.
Artículo hecho por David Quintero.

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