Pocas conclusiones claras las que podemos extraer del partido de ayer del Tenerife, pero si una muy importante: una victoria para coger aire, romper la mala racha y crear confianza, siendo totalmente resultadistas. El equipo blanquiazul comenzaba el partido con la novedad de Carlos Abad en la portería y de Acosta y Aitor como pareja en el centro del campo.
Los primeros minutos fueron de respeto absoluto entre ambos rivales, el Reus con muchas imprecisiones en defensa y el Tenerife abusando de los balones largos. Pero siguiendo el guión de otros partidos en casa, el Tenerife golpeó en la primera ocasión clara que tuvo. A los 12 minutos, Longo remató de cabeza en el área pequeña un rechace del portero catalán, tras la ocasión de Juan Carlos y una buena jugada blanquiazul.
El primer gol fue fruto de un Tenerife que combinaba y ejercía una mayor intensidad que en partidos precedentes pero sin lograr dar forma a la idea de juego que se le presupone.
El dominio territorial chicharrero se difuminó a los 25 minutos, debido a que el centro del campo dio un paso atrás y cedió el balón al rival. El Reus, viéndose por debajo en el marcador, tomó la iniciativa pero no tuvo ni profundidad ni creó ocasiones de gol. Por el contrario, cuando Acosta y Sanz tomaban las riendas, el Tenerife demostraba ser superior al equipo catalán.
Con victoria por la mínima del Tenerife, se llegaba al tiempo de descanso.
Los primeros minutos de la segunda parte fueron un monólogo de oportunidades de gol para el Tenerife. Juan Carlos y Longo fallaron dos ocasiones claras ante Edgar Badía que evitó una posible goleada escandalosa para su equipo.
El Reus no parecía inquietar la meta de Carlos Abad pero una falta directa fuera del área blanquiazul a punto estuvo de convertirse en el empate visitante. Con Carlos batido, el balón se estrelló en el palo derecho (min. 51).
Las ideas del Tenerife se espesaron y, literalmente, parecieron temblarle las piernas. El Reus volvía a tomar la iniciativa, sobre todo por demérito de los blanquiazules. Sin embargo, los impulsos en el juego del Tenerife obtuvieron de nuevo su fruto y Longo batió a Edgar Badía tras el rechace de la defensa a tiro de Juan Carlos (min. 59). El gol rompió el partido definitivamente, el Reus bajó los brazos y el Tenerife trató de dormir el juego. Los cambios visitantes, todos ofensivos, buscaron generar peligro para volver a meterse en el partido.
En el último cuarto de hora del encuentro, se sucedieron varias ocasiones claras de gol para los tinerfeños. Primero por medio de Longo y, poco después, fue Acosta el que encontró la oposición del meta visitante.
En la recta final del partido, Suso lideró un contragolpe y cedió a su izquierda donde Aitor Sanz marcó el tercer gol (min. 87). El Tenerife finiquitaba un partido donde se vio cierta mejoría y una mayor intensidad pero sin un estilo de juego claro. Se esperaba mucho más del Reus por su trayectoria previa pero apenas inquietó a la defensa blanquiazul en todo el partido.
Cuando el árbitro pitó el final, jugadores, cuerpo técnico y afición respiraron aliviados, como si de un triunfo agónico se tratase. Y es que sólo valía la victoria para evitar la caída, ya no solo en la clasificación sino también en el estado de ánimo general.
Artículo hecho por Roberto Rodríguez Edel
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