Hoy es lunes, y me he despertado con
cierto sentimiento de tristeza. Y no me refiero al maravilloso
resultado cosechado en la tarde de ayer por el Tenerife en el feudo
del hasta entonces líder (el Deportivo Alavés) y que permite a los
blanquiazules a seguir soñando con optar a los puestos de promoción
por el ascenso a la máxima categoría del fútbol español.
Como muchos sabrán, este fin de semana
nos ha dejado una noticia escalofriante, el fallecimiento del joven
Jairo Martín, el cual, formó parte de las categorías inferiores
del Club Deportivo Tenerife y que, actualmente, militaba en las filas
del San Lorenzo. Contaba con solo 21 años, y por caprichos del
destino, cuando se encontraba en el asiento trasero del coche de un
amigo, colisionaron con un vehículo de la Guardia Civil, llevándose
la peor parte el malogrado futbolista sureño.
Un servidor no tenía el placer de
conocerle en persona. Al parecer, se trata de una familia muy querida
(su padre es el actual concejal de deportes en el municipio de San
Miguel de Abona).
Aquí, en el sur, el fatal suceso
corrió ayer como la pólvora. Cuando, como cada mañana de domingo,
me disponía a disfrutar de mi otra pasión (el ciclismo de montaña),
un conocido me dio la fatídica noticia. Posteriormente me dispuse a
echar un vistazo por las redes sociales y pude apreciar el gran
cariño que le tenían al chico. Me paré a leer cientos de
comentarios de familiares y gente que lo conocía y enseguida llegué
a la conclusión de que era una gran persona, deportista y muy
querido por todos y cada uno de sus allegados.
Su ausencia deja un gran vacío en
todos aquellos y aquellas que algún día formaron parte de su vida.
Todos destacan su sonrisa y buen humor y sus ganas de vivir. Todo
fallecimiento es triste, pero aún lo es más cuando se trata de una
persona tan joven y con tantas ganas de comerse el mundo.
Si me permiten, me gustaría terminar
este artículo con una pequeña reflexión.
En la vida, como en el deporte, son las
pequeñas cosas las que dan la felicidad. Todos debemos aprovechar al
máximo nuestro tiempo. Si tu sonrisa depende de un abrazo, de una
conversación con un amigo, de hacer deporte o de estar con tu
familia, considérate afortunado, ya que eso es algo que está al
alcance de todos.
No se me caen los anillos por admitir
que este tipo de hechos me afectan y me hacen parar a reflexionar
sobre mi ritmo de vida y sobre todo lo que me rodea. La gente no
entiende que una “simple” victoria del Tenerife o perderme con mi
bici por los miles de maravillosos rincones que ofrece nuestra tierra
me alegre tanto la semana, ya que forman parte de esas “pequeñas
cosas” que me dan la felicidad.
Desde aquí envío mucha fuerza a los
familiares y amigos de Jairo, el cual, nos ha enseñado que la vida
puede ser corta pero hay que vivirla con alegría y haciendo lo que
te haga feliz.
Artículo hecho por Adal
Quintero
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