PARTIDO CONTRA LA DEPRESIÓN
A Valverde le faltan
Aduriz, Ibai (y Beñat, que no regresará por segunda vez al estadio en el que se
convirtió en futbolista de nivel) mientras Calderón echará de menos a Amaya,
por sanción, y a Molina, Verdú y Juan Carlos, los tres bajas de última hora, que
dejan al argentino atado de pies y manos. Da la impresión de que ni diez bajas
de los bilbaínos y diez altas de los verdiblancos equilibrarían las fuerzas
entre dos equipos en las antípodas, clasificatorias, emocionales y, sobre todo,
futbolísticas. Un inesperado tropiezo casero ante el Español y dos empates
precedentes han puesto suspense a la sólida carrera del Athletic hacia el
título en la Liga de los mortales, el del cuarto puesto que da derecho a jugar
la Champions. Reto para el que la recomendación “ganar en casa del colista”, de
un colista desahuciado además, aparece señalado en negrita y con letras muy
grandes en las oficinas del entrenador en Lezama. Es posible que Kike Sola, que
regresó de una grave lesión en una noche copera de fallos precisamente ante las
porterías de Heliópolis, tenga esta tarde la oportunidad de resarcirse. No fue
su noche, pero la maquinaria ofensiva del Athletic ofrece muchas oportunidades
a los delanteros. Seguro que Adán tendrá que estar muy atento al punta que
viste de rojiblanco. Precedente. Rubén Castro sí marcó un solitario gol de la
ida de octavos de final de Copa (1-0, luego remontó el Athletic en San Mamés) y
a su inspiración se ata este Betis en la UVI, al que sólo mantiene con vida el
oxígeno que le dan las matemáticas. A una galaxia de la salvación por deméritos
ofensivos y defensivos, colectivos e individuales, hasta la suerte y los
árbitros abofetean ya a los heliopolitanos. Lo demostró el belga Gumienny, el
jueves en Europa League ante el Rubin, al señalar los once metros tras una
falta que se produjo claramente fuera del área. Un escandaloso error arbitral.
Ese penalti, ese 1-1, deja las cosas dificilísimas al Betis para la vuelta de
dieciseisavos del torneo europeo y recorta un poco más los motivos de ilusión y
los clavos ardiendo, atómicos, a los que agarrarse para al menos intentar
acabar la campaña con un poco de dignidad. La de hoy es otra oportunidad para
conservar el orgullo y la vida, en la grada y contra un palco (el Consejo se va
el 28 de marzo, día para el que ha convocado una Junta extraordinaria) con los
días aún más contados que su equipo en Primera División.
Miguel A. Cabrera
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