sábado, 19 de abril de 2014

LEYENDAS DE NUESTRO FÚTBOL: TAMUDO

Si hablamos de arietes leyenda de nuestra liga, siempre acuden a nuestra mente nombres como Ronaldo Nazario, Raúl González Blanco o Romario, o más recientemente Falcao o Benzema. Jugadores que gracias a su papel en clubes grandes son conocidos mundialmente y aclamados allá por donde van. Pero ¿qué pasa con esas leyendas de segunda fila que recorren nuestro fútbol durante lustros sin obtener nuestro reconocimiento?

Hoy, permitidme el lujo de hablar de Raúl Tamudo. Nacido en el mismo año que Rulo, siempre estuvo a la sombra del otro Raúl. Nacido en Santa Coloma de Gramanet, a los 15 años ingresó en la cantera del Espanyol, club que, a la postre, le recordará como su mayor leyenda. Y es que no es para menos, en las 12 temporada que vistió en el equipo perico, se convirtió en el jugador que más veces vistió la elástica blanquiazul así como el que más goles transformó. Otro dato interesante es que ha sido el único jugador en haber pisado el césped de los tres estadios de la historia del club.

 Fuera de los datos del que fue el equipo de su vida, es el cuarto goleador histórico en activo de la liga y el máximo goleador catalán de la historia.

En los más de 10 años en los que Tamudo vistió de blanquiazul, fue capitán durante 8 de ellos. Titular indiscutible a excepción de los últimos años de la década de los 2000, llenó de orgullo a sus aficionados y a los seguidores del buen fútbol. Vivió la época dorada del club, consiguiendo dos copas del Rey y participando en competición europea varios años. Todo cambió con la llegada de Mauricio Pochettino, ex compañero, al mando de vestuario. Decidió quitarle su puesto de capitán en detrimento de Dani Jarque, tristemente fallecido esa misma pretemporada. Sería Iván de la Peña, otro histórico de nuestro club, el que heredase el brazalete, enfriándose aún más la relación entre Tamudo y el club. Estas tensiones, unidas a continuas molestias musculares, llevaron a Tamudo a recalar en las filas de la Real Sociedad.

En el equipo Txuri – Urdin, en el que estuvo una temporada, dio buen rendimiento y fue clave en la permanencia. Al siguiente año recaló en el Rayo Vallecano, donde se convirtió en ídolo absoluto junto a Michu esa temporada, consiguiendo un gol apoteósico en el descuento del último partido de liga que le daba la permanencia a los de Vallecas, ganándose el cariño de por vida de los seguidores del humilde barrio madrileño. Tras esta agonía, decidía cruzar el Atlántico para jugar con el Pachuca el Torneo Apertura, sin éxito. A su regreso a Vallecas la temporada pasada, lastrado por las lesiones, consiguió su último gol en Primera División ante el Barcelona, donde no le guardan ningún cariño tras el famoso “tamudazo”. 

La edad no perdona y a sus casi 37 años milita en Segunda División en otro histórico de nuestro fútbol, el Sabadell, donde poco a poco, con goles y con experiencia, disfruta de sus últimas experiencias como profesional. 

En definitiva, hablamos de un jugador que, sin una altura ni físico prodigiosos, sin una técnica refinada y sin una velocidad envidiable, ha conseguido entrar en el Olimpo de los eternos de nuestro fútbol. Un jugador que, pese a no haber recalado nunca en ningún grande, jugó 13 partidos con la Selección Nacional Absoluta, marcando 5 goles. Fue medalla de plata en los Juegos Olímpicos de Sidney 2000, donde su futuro compañero Kameni le lesionó, frustrando así su fichaje por el Rangers de Glasgow, lo que le hubiese dado la oportunidad de dar el salto a un histórico de Europa. Pese a todo, es dueño de una trayectoria envidiable de la que pocos pueden presumir, y es querido en nuestro fútbol como un delantero con casta y coraje. ¿Es o no es Tamudo una leyenda?
Álvaro Barco Muñoz @alvaro95barco

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