La Feria de Abril ya es historia y el Betis habida cuenta los resultados de
esta semana anterior, sigue a día de hoy con nueve puntos de ventaja sobre el
primero de los puestos de descenso y la permanencia prácticamente en el
bolsillo, aunque las matemáticas aún lo no afirmen. En esta guisa se afronta un
tramo final de cinco partidos: los dos primeros en esta semana y con el belicismo
ilusionado en que se pueda ganar a un Las Palmas que sin casi de vacaciones
visita un Villamarín que nunca se le dio bien - no ganan desde 1977 - y que
pudiera ser la víctima propicia de unos verdiblancos aparentemente más
centrados en este choque intersemanal que en lo que, acto seguido, viene
después.
Casi como si fuera domingo de Feria, pero unas hipotéticas horas después de
aquellos derbis del mediodía, esperará en Nervión un Sevilla metido de nuevo
hasta las orejas en competiciones europeas, descansado en Liga en el peldaño de
la suerte, y con muchos de sus jugadores síntomas de agotamiento, con la vista
del sevillismo puesta en Ucrania tan sólo cuatro días después de recibir al
Betis, quien de solventar el partido ante los insulares tendrá ganada sin
sobresaltos la continuidad en la Categoría, es decir, el objetivo propuesto
desde el principio.
Pero el derbi no deja de ser lo que siempre ha sido, choques de eterna
rivalidad en los que por lo menos lo mínimo que hay en juego es el orgullo: así
podría definirse el objeto de este encuentro, porque todo apunta a que los
ingredientes parecen escasear por su ausencia, por supuesto, siempre que el
Betis no gane a los amarillos y se vea un poco más apretado por la zona
peligrosa.
De manera más formal, otro año más, la diferencia de plantilla entre ambos
equipos vuelve a ser muy grande - aunque no abismal -. La Historia tampoco ha
sido muy beneplácita para los verdiblancos en estos ambajes cuando éstos andan
por las partes medias - bajas y otros por las partes altas, más aún cuando los
nervionenses continúan con su línea de llegar a finales. Por todo, empieza a
quedar algo lejos aquel Beñatazo, y más cerca las
humillaciones recibidas por el Betis en las últimas dos campañas seguidas en
Liga, ante un eterno rival que no ha fallado cuando lo ha tenido a mano. Si hay
derrota mínima o poco más, será considerado normal; pero si de nuevo hay
vapuleo, regresarán de nuevo unas lamentaciones razonadas, sólo que el bético
ya sabemos cómo es por norma general y entre una cosa y otra, unida a la
maquinaria de prensa de Haro / Catalán, todo quedará olvidado en casi un brete,
a menos que la paliza fuera tan escandalosa que dejaran cortos los anteriores
vapuleos. Por lo tanto, el bético sabe que debe ir con el zurrón listo para, en
el peor de los casos, volver con el rabo entre las patas, aunque muchos sigan
recordando a Serra Ferrer, aquel gol de Alexis de penalti, el inolvidable 0-3
de hace veinte años, el amistoso contra la droga, o el partido homenaje a Ián
Reina.....O incluso aquel gol de Oliveira en 2006, aunque mejor no recordemos
mucho más los derbis en Heliópolis, porque si no...
Anónimo: La suerte se cultiva pero no se cosecha cuando uno quiere.
Artículo hecho por (Rafael Medina Delgado)
Anónimo: La suerte se cultiva pero no se cosecha cuando uno quiere.
Artículo hecho por (Rafael Medina Delgado)
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