viernes, 6 de mayo de 2016

LOS MÉRITOS DE LOS OTROS

Después de la clasificación de los dos equipos de Madrid para la final de la Champions mi conciencia de culé me invita a hacer una reflexión.

Partiendo de la base de la dificultad que comporta llegar a una final de una competición continental de éstas características, sin ánimo de querer quitarle mérito a éstos dos equipos, mi pregunta es: ¿Por qué cuando el Barça gana, siempre le intentamos quitar méritos usando los factores externos que sean para poner en duda sus triunfos? ¿Por qué nadie, háblese de la prensa de Madrid, se pregunta como esos equipos se han plantado en ésta final?
Aún no he escuchado ninguna valoración de que el Real Madrid ha jugado contra nadie y ha sufrido contra todos. No se ha enfrentado a ningún campeón de su Liga y ha pasado a la final con un pírrico gol en propia puerta, contra uno de los peores semifinalistas que se recuerda. Además, nadie habla de la mano de Sergio Ramos al final del partido que le podía haber dado el pase al City.


Por no hablar del juego rácano, a veces subterráneo, del Cholo Simeone para conseguir ganar como sea. Nadie ha hablado de los balones lanzados al campo para parar el juego en los cuartos de final de la Champions ante el Barça, ni mucho menos del penalti perdonado a Gabi en el último minuto, que podía haber forzado la prórroga. Eso sí, todos se llenaron la boca para tachar de robo la expulsión de Fernando Torres en el Camp Nou, de la que el único culpable fue él. Lo cierto es que el Barça no mereció pasar, como tampoco lo hizo el Atlético el pasado martes en Múnich.
Todos conocemos los nombres de los árbitros cuando el Barça pasó a la final de la Champions de Roma, con el golazo in extremis de Iniesta en Stamford Bridge, o tras la brillante clasificación para Wembley ante el Real Madrid. Pero lo cierto es que nadie recordará ésta Champions de Atlético y Real por ningún árbitro, ni por un juego mediocre, sino por ser una final madrileña sólo dos años después de Lisboa.


Con todo esto quiero decir que hablamos de fútbol. 22 hombres con un balón y ni los millones, ni las presiones, ni la prensa van a mandar sobre lo que pasa en el terreno de juego. Eso sí, agradecería más ecuanimidad a la hora de valorar las victorias y los méritos de unos y de otros y no tirar por los suelos los triunfos de tu gran rival. Cuando uno gana, sea como sea, se aplaude y se dice que el año que viene, volveremos otra vez.
Artículo hecho por Meri (@Mtenas)

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