Tras una primera parte de la pretemporada brillante e
imbatido -donde se enfrentó a rivales de auténtico nivel- y una segunda parte que no lo ha sido tanto,
se presenta el Real Betis Balompié a unas horas del pistoletazo de salida que
marca el inicio liguero y lo hace ofreciendo una mezcolanza de sensaciones
encontradas, tanto deportiva como institucionalmente.
Por un lado, en lo deportivo, ha sido un periodo para
atisbar este nuevo Betis que empieza a dibujarse de la mano de Poyet, donde
parece que por fin empieza a contarse con la cantera y se intenta marcar un
estilo de juego que pueda darnos muchas tardes de alegrías, con una más que
preclara disposición a triangular, buscar la verticalidad, tener la posesión
como modus operandi y correr a la hora de recuperarla. Ingredientes que a buen
seguro harán que el bético disfrute tanto en el estadio, como en su casa. Que
se gane o se pierda con él es algo que se verá, pero que los mimbres tácticos
prometen es algo que muy pocos pueden poner en duda.
En lo institucional,
si bien ha supuesto la mejor pretemporada del Glorioso en los últimos años en
cuanto a movimientos, premura, organización y estabilidad, con algunos fichajes
prometedores y cierto empaque… también es un hecho que tanta distracción ajena
al balompié –adquisición de equipo baloncestístico incluído- ha hecho que el
Club olvide lo más importante: centrarse en cerrar una plantilla que hace aguas
en algunas posiciones.
Que al equipo le hacen falta un pivote defensivo de
categoría y un central en condiciones es vox populi, lo saben hasta los hebreos
y a 48 horas de empezar sigue sin solucionarse.
Además, las opciones que se
barajan tampoco es que acaben de ser atractivas e ilusionantes precisamente. Dicen
que la esperanza es lo último que se pierde y encima viste de verde, pero el
atar estos flecos es los que finalmente diferencia en marcarte una buena o una
mala temporada.
Esperemos, no cabe otra, que todo se termine por finiquitar
y tengamos -por fin y tras casi una década de surrealismo- una temporada con
tranquilidad y aspiraciones, como se merece nuestro pequeño Grande de España y
su afición.
Artículo hecho por Juan David (@juanvegaRBB)
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