LEY DE MURPHY EN MESTALLA
Miles de aficionados se daban cita en el fuerte valencianista para afrontar lo que se antoja como el principio de una quincena definitiva para los intereses y aspiraciones de este Valencia en plena racha negativa. Porque hay que tener en cuenta que ya son tres derrotas consecutivas totalmente evitables. Precisamente esa afición que no paró de alentar a su equipo tuvo que presenciar como todo o casi todo lo que podía salir mal a los suyos pasó; asimetría en las decisiones arbitrales, falta de acierto de cara al arco rival y fallos garrafales en el propio, el cambio obligado de Guedes, que si bien no jugó como se esperaba alguna generó, y el natural desgaste de la batalla de Mendizorroza. No obstante, hay que destacar el “Valencia, Valencia” coreado al final del partido por el público, lo que da fe de un apoyo incondicional y posiblemente de un reconocimiento por encima de las adversidades.
Las dificultades empezaban en la retaguardia, donde Marcelino se vio en la obligación de improvisar debido a que solo contaba con uno de los cuatro centrales y que por cierto no se encontraba al cien por ciento. Por esta razón, se estrenaba Coquelin como central (que no estuvo mal) acompañando al cumplidor pero algo limitado Garay, quien a las molestias que traía tuvo que sumarle un choque con Neto que le dejaría resentido del hombro durante todo el encuentro. En esa jugada, el balón le quedaría a Bale pero su apurado y centrado remate sería detenido por el meta brasileño logrando reponerse rápidamente de su acción precipitada. Hasta ese momento el Valencia dejaba la iniciativa del partido a un Madrid sin profundidad. Empezó a hacerse sentir el equipo local logrando un tiro de esquina de cuyo rechace nació una contra a toda velocidad, mal defendida por Montoya, quien derribó a Cristiano dentro del área cuando, quizás, pudo detener de la misma manera a Marcelo instantes atrás y, sobre todo, fuera del área. Penal claro y totalmente evitable. Corría el minuto 16, y el mismo jugador portugués convertiría la pena en ventaja para los blancos.
Kondogbia tomaría la batuta del equipo demostrando sus buenas maneras y cuajando un buen encuentro hasta que le duró la gasolina. De sus botas saldría la más clara hasta el momento, al sacarse dos rivales de encima con gran habilidad y rematando con fuerza, pero no tan esquinado, obligando, no obstante, a una gran respuesta de Navas. La dupla Gayà - Lato se movía bien por la izquierda, en contra cara Guedes no se encontraba cómodo por la derecha, chocando, más que todo, con él mismo. También con Casemiro, que debió ser amonestado. La única llegada con cierta claridad para los de Zidane fue un pase a profundidad de Kross a Cristiano que se desmarcaba bien pero remataba mal.
Entonces llegaría el segundo y excesivamente riguroso penal, era el minuto 37 y Estrada Fernández veía infracción en el área valencianista de Montoya sobre un curiosamente flojito Benzema, de espaldas al arco, que se desplomaba al sentir el contacto luego de un centro que sobraba al francés y al mismo lateral. Afición y jugadores no podían dar crédito a lo que veían. Nuevamente el portugués marcaría desde los doce pasos el segundo gol de los madridistas. Antes del cierre del primer tiempo el Valencia tendría opciones para descontar con un disparo de Mina que se convirtió en un rapidísimo pase de la muerte que no alcanzó Rodrigo. Luego, el árbitro no vería penal en un derribo de Casemiro sobre Parejo, algo exagerado por el capitán valencianista. Asimetría pura. La última acción sería un venenoso remate de Guedes desviado de gran manera por meta costarricense, cuyo consecuente tiro de esquina no fue concedido por el colegiado, quien mandó a todos al descanso.
Además de la asistencia a Mestalla, otro aspecto positivo y a destacar fue el regreso de Carlos Soler, remplazando a un tocado Guedes. El canterano no se notó tan falto de ritmo como cabría esperar y consiguió espacios por la derecha, ampliando las opciones que el equipo ya tenía por la otra banda para que Parejo, que venía luchando desde la primera mitad, tuviera la amplitud necesaria al hacerse con el mando de la medular y empujando al equipo hacia el área blanca, secundado por un Kondogbia que ya acusaba el cansado. En una jugada aislada, Benzema tendría una que mandaría al lateral de la red. Entonces el Valencia empezaría a acumular llegadas; centro de Gayà que se pasearía por el borde del área chica, el mismo lateral izquierdo recibiría un centro de Montoya para ser derribado por Carvajal ante la mirada de Estrada Fernández. El gol de un Santi Mina en estado de gracia, el 1 - 2, vendría tras un tiro de esquina producto del asedio de los de Marcelino. Gran cabezazo del gallego que hacía tambalear al Madrid. Parejo tendría la del empate rematando una gran combinación con Rodrigo y Soler pero nuevamente Navas, el mejor su equipo, reaccionaría muy bien.
El Valencia no pudo mantener el ímpetu, el desgaste de la Copa pasó factura y el equipo ya no se movía de la misma manera y los cambios, de Zaza por Rodrigo y de Pereira por Lato, no lograron reactivar la búsqueda del empate. A menos de diez minutos del final, en una internada de Marcelo, con un remate que se coló entre las piernas de Neto, llegaría el 1 - 3 que parecía lapidario, no obstante Kroos culminaría una buena jugada con un remate, esta vez inalcanzable para el arquero. Al final un 1 - 4 muy exagerado, potenciado por un arbitraje desigual y potenciado también por la falta de acierto y los errores defensivos del Valencia. Sin tiempos para lamentos Marcelino y los suyos deben corregir y mirar hacia adelante, esperando recuperar jugadores y buscando revertir esta tendencia, porque esta quincena definitiva, con cinco juegos determinantes en dos semanas (Real Madrid, Barcelona, Atlético de Madrid, Barcelona y Levante) apenas ha comenzado.
Artículo hecho por Ricardo Pérez Leonet (@ricardo21j)
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