Partido soporífero, aburrido, con poco ritmo y sin ocasiones de un Alba que llevó al límite su propio juego y fue superado por un Nàstic que supo llevar el partido a su terreno constantemente y sacó de quicio a los manchegos con sus continuas pérdidas de tiempo.
La sorpresa comenzó con un once inesperado, con un centro del campo de contención en el que Susaeta salía del equipo y De la Hoz y Gorosito formaron el doble pivote.
El único y decisivo gol llegaría en el minuto 37, pérdida en el centro del campo del Alba, pase en profundidad y Álvaro Vázquez que no perdonaba ante Tomeu. Poco, muy poco del Alba en estos 45 minutos en lo que además de pelotazos y balón parado no fue capaz de crear absolutamente nada de peligro.
La segunda parte fue la antítesis del espectáculo, más parones, más pelotazos, más teatro y más desesperación del Alba con el colegiado, viéndose impotente ante las continuas interrupciones del Nàstic que jugaron con el tempo del partido a su antojo.
Discutido cambio en el 55, cuando Enrique Martín por lesión tuvo que sustituir a Chus Herrero y optó por Gaffoor en vez de retrasar la posición de Gorosito e introducir a Susaeta.
Contratiempos varios que aparecían uno detrás de otro, Zozulia se retiraba lesionado dejando paso a Acuña. El paraguayo fue lo más destacado hasta el final del encuentro del Alba que poco o nada pudo hacer ante el entramado defensivo de Nano Rivas.
A Oviedo a sufrir, a sacar algo positivo y a dar una buena imagen, no hay otra. Hay una máxima que pocas veces se equivoca,y es que si algo funciona... lo mejor es no tocar nada. Nuestro piloto tocó demasiados botones, los pasajeros no se abrocharon el cinturón y las turbulencias ganaron a la tripulación. Crédito, a confiar y a mirar la hoja de ruta para no perderse.
Artículo realizado por León Morata Ydáñez (@09lmy)
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