- El Málaga, incapaz de hacer un gol.
- Al atleti, le bastaron 40 segundos
- La defensa rojiblanca, un muro infranqueable.
Comenzaba la tarde con ambiente soleado, aunque con un frío viento que resultaba incómodo en el feudo malacitano. La Rosaleda, como siempre, mostraba una cara alegre, ambientada y arropada por su magnifica afición. Se rozó el lleno, tan sólo tres mil butacas se quedaron sin dueño..
Arrancaba el partido y antes de que se acomodasen algunos aficionados en su asiento, Griezmann ya había inaugurado el marcador. En un disparo, desde fuera del área y sin peligro alguno para los intereses blanquiazules, el balón golpeó en un defensor y quedo muerto a la altura del punto de penalti. Griezzman, atento lo cazó y ante la enésima caraja de la defensa boquerona superaba a Roberto que casi ni se esperaba que se plantara sólo a un metro suya. Hay que destacar el precioso gesto del francés al sacar un camiseta con el nombre del jugador del Alzira fallecido ésta semana. Muy grande Antoine Griezmann. Los jugadores malaguistas, e incluso la afición, protestaron un posible fuera de juego que posteriormente en la repetición se corroboraría que estaba justo en línea. 0-1 y a remar ante todo un atlético con las peores condiciones posibles.
No se arrugaría el Málaga a pesar de verse tan pronto por detrás en el marcador, pero, sus tímidos intento quedaban en eso...burdos intentos, sobretodo para un sistema defensivo el de éste atlético, hecho a prueba de balas.
El centro del campo y los extremos malaguistas no conseguían hilvanar jugadas enlazadas. El atlético sin tener en exceso la posesión de balón, incomodaba y presionaba a los centrocampistas malagueños.
Poco más hubo en el resto de la primera parte. Alguna contra visitante y algún intento malaguista como un centro lateral que por poco no logró cabecear Ideye en el área pequeña.
Se reanudaba la segunda parte y José González ya había movido el banquillo, algo que sorprende pues suele tardar bastante en reaccionar. Mehdi Lacen debutaba con la zamarra blanquiazul y se quedaba en la caseta Iturra, desbordado la primera mitad.
El paso por vestuarios pareció sentarle muy bien al conjunto andaluz que salió dispuesto a acorralar al atlético de Madrid. Eso, unido a la entrada de Mehdi Lacen que dotó a los suyos de calidad y sentido común en el centro del campo, probablemente por primera vez en toda la temporada, hizo que el atlético pasara verdaderos apuros para abortar las acometidas malaguistas.
La Rosaleda, a la que poco le hace falta para venirse arriba, coreaba a los suyos y éstos se creyeron que era posible. Primero Keko, Depués una doble ocasión de Ideye y Castro, que envió el balón al palo. Después, fue Rosales el que mandó un balón a la misma escuadra y cuando todo el mundo cantaba gol, había alguien que no lo hizo. Si. Oblak. Y es que nadie se acordaba que el atlético de Madrid posee al que, hoy día, puede ser el mejor portero del mundo o al menos lo es para éste que escribe..palomita, mano salvadora y a corner.
Siguió el Málaga a lo suyo, jugando como nunca, movimientos, desmarques, presión y lucha. Mientras, el Simeone movía el banquillo en busca de más jugadores en el centro del campo para entorpecer la circulación de balón malacitana. Dio entrada a Thomas que poco hizo.
José González daba entrada al campo también a Rolan que volvía a los terrenos de juego dos meses después.
A continuación llegó el momento más tenso del partido y es que en un choque involuntario por la disputa de un balón, Lacen se llevó la peor parte y quedó totalmente conmocionado en el césped. Hasta 7 minutos estuvo parado el encuentro. Mientras, La Rosaleda esperaba silenciada y los aficionados colchoneros aprovechaban par realizar cántico, no ofensivos, pero, fuera de lugar. Es una seña de ésta afición que no se caracteriza por ser la más ejemplar.
El encuentro llegaba a los compases finales y José González fue con todo arriba. Sacó del terreno de juego a Ricca y dio entrada a Samu García. Se la jugaba. No fue suficiente y el Málaga se encontró con una nueva derrota.
Las cuentas para el descenso empiezan a hacerse y su afición espera el tan amargo momento. Ya no se cree en éste equipo, pero, si se le exige dignidad y dejarse todo por un escudo que le queda muy grande a la plantilla.
Jugaron como nunca, pero, perdieron como siempre..
Artículo hecho por (@SergioSpes)
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