Llevaba un tiempo, bastante, que no escribía nada más allá que previas y crónicas. Al contrario que cuando comencé en este blog, tan solo escribía lo que me salía, todo lo que sentía que llevaba dentro y que iba a explotar en cualquier momento, que la mejor manera de soltarlo todo era proyectarlo hacia mi teclado, verlo reflejado en mi pantalla y grabado en un artículo. Dejé de hacer opinión, bien por falta de tiempo o porque es tal la sensación de derrota continua que se acumula con cada partido, con cada jornada y con cada temporada se iban las fuerzas para decir siquiera "mu".
Ahora, he sentido la necesidad de volver a expresarme, todo por "culpa" de un niño de Barcelona. De un simple vídeo de 2:38 minutos que me ha sacado esa rabia, pena, impotencia e incluso orgullo. Siempre he sido de las que dicen que el beticismo es un sentimiento y que es imposible explicarlo o plasmarlo, que hay que sentirlo. Aitor es el nombre que expresa esa pasión y ese lema "dicen que estamos locos de la cabeza". Jamás he visto de esa manera en una cara la definición íntegra de un sentimiento.
Su primer partido, paseándose por las gradas del RCDE Stadium luciendo su camiseta verdiblanca. Los ojos cerrados en los segundos previos al penalti y la euforia desencajada cuando se convirtió en gol y el grito emocionado "Rubén Castro" mientras miraba a todos lados con ese nerviosismo incontrolable de ver a tu equipo haciendo piña celebrando un tanto. Le habían regalado vivir eso en directo. Observando con atención para no perderse ni un detalle, "la banda de Pablo Piatti no me gusta", sumado a la aplaudible lección de deportividad que le dio su padre tras escucharse el "puta Sevilla" en las gradas. Y llegó el primer gol del Espanyol, y luego el segundo, y la sonrisa se fue desvaneciendo en cuestión de segundos. Ese momento en que agacha la cabeza y frunce el ceño, se enfada. Es aquí cuando me subió un nudo por la garganta y no pude retener un par de lágrimas que se volvieron más cuando, al final del partido, abrazado a su padre, lo único que le sale es gritar "Betis" mientras, quitándole importancia al asunto o por la inmensa felicidad de haber visto por primer a vez a su equipo a pesar de la dolorosa derrota, Aitor se marcho con una sonrisa y con un "estoy acostumbrado a perder".
Puede que algunos lo vean exagerado, esa reacción por un simple vídeo de un niño que ni conoces, que lo único que compartes con el es el equipo. Y con eso es suficiente para preguntarme ¿por qué? ¿Por qué ese niño, con tan solo 7 años tiene que estar acostumbrado a perder? ¿Por qué mantiene esa ilusión si lo único que ha visto han sido dos descenso y años de inestabilidad? Si conoce épocas bonitas, es por su padre, tal vez por su abuelo también. Él no, solo decepciones, solo celebrando ascensos de segunda a primera, cosas que no deberían celebrarse. Me duele que esta imagen sea la que la nueva afición, la que algún año nos relevará, saque sus sentimientos y su amor condicional a unos colores sin unos motivos claros, sin que su equipo realmente se los esté dando. Cuando hablo de que esta afición no tiene comparación, es por cosas como esta, porque el manque pierda, aunque a veces mate, lo llevamos queramos o no agarrado en lo más hondo.
¿Por qué no quieres quererte Betis? ¿Por qué pitas a quién pide la dimisión de quienes, a pesar de haber revolucionado el club, no cumple lo más importante, que es el plan deportivo? ¿Por qué pitas a quién os pide que despertéis porque nadie quiere revelarse tras diez años sufriendo lo mismo? El Betis es su afición y si esta se divide, al Betis no le queda nada. ¿Por qué no eres capaz de alzarte, de pedir en las calles el Betis grande que te mereces desde hace tanto? ¿De que tienes miedo? Lo hiciste una vez, en condiciones mucho peores, lo puedes conseguir otra. Los nombres son pasajeros.
¿Recuerdas cuando celebraste aquella Copa del Rey ante Osasuna? Joaquín, Dani, Edu... Fue en 2004, hace trece años que el Betis perdió su identidad. Pasamos de ser campeones, a que nos molestara jugar, que fuesen partidos problemas que nos robaba las fuerzas que los encuentros de liga necesitaban. Pasamos de ser campeones, a no saber llevar dos competiciones simultáneas. Una competición básica para cualquier equipo que haya tenido un mínimo de historia.
Quiero luchar por mi equipo, quiero que el beticismo luche por su equipo, que no se divida, que no se piten entre ellos, que unan las manos y salgan a la calle de nuevo una segunda vez, cuatro si es necesario. Los que están se irán algún día, pasarán el cargo, pero somos nosotros los que estaremos siempre, que aguantaremos el peso de este escudo, los que lo levantaremos de nuevo, los que vamos a llorar y los que vamos a revivir la victoria. Los que daremos el relevo a los niños como Aitor para que algún día vean con sus propios ojos como la grandeza que este equipo consiguió una vez vuelve al Villamarín, que sepan que es posible luchar y ganar cuando algo te duele de verdad.
Dejemos el conformismo, dejemos de confundirlo con el manque pierda, dejemos de atacar a los que se atreven a decir las cosas como son en vez de aceptar, callar y tragar un año más. Despierta bético, que el Betis eres tú.
Vídeo:
Fuente: Canal Plus
Artículo hecho por Ana Gutiérrez (@anita_bando)
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