La historia dice que para los países europeos los Mundiales en América son una hecatombe monumental, que solo las selecciones sudamericanas pueden ganarlos. Así ha sido siempre.
En este Mundial de Brasil tampoco están teniendo suerte la
mayoría de las selecciones europeas, sobre todo las del sur, cayendo una tras otra como moscas. Mientras tanto ahí está Alemania, disfrutando como máxima potencia europea futbolística, por si no tuviéramos suficiente con que fueran la económica, burlándose de los PIGS (así es como llaman a Portugal, Italia, Grecia y España en la Comunidad económica europea) y Francia riéndole las gracias.
Ahí estaban Merkel y Hollande, en el despacho de la canciller alemana brindando con champán y riendo mientras España se descalabraba, Portugal era aplastada e Italia se auto-eliminaba. Ahí estaban los dos pensando que tras esta vergüenza lo mismo hasta podrían deshacerse de sus “cerdos”. ¿Y Grecia? Nadie creía en Grecia, ni los griegos creían en Grecia, hasta Zeus estaba de vacaciones en la playa creyendo que ni con sus rayos podrían pasar los helenos. Nadie supo verlo, pero de repente aparecieron de la nada, Samaras y Samaris, como si fueran Zipi y Zape pero haciendo una trastada a nivel mundial. Y en el tiempo de descuento y de penalti, casi más épico que la Ilíada, Grecia se metió en los octavos de final de la Copa del Mundo rompiendo todos los esquemas, y Merkel y Hollande cruzaron las miradas sin entender que pasaba. “¿Rescate? a ver si los que vamos a tener que rescatar el honor de Europa somos nosotros” decían los griegos.
El orgullo del vividor, de la buena vida, de la playa y el sol, del aceite de oliva. El orgullo del hombre canalla, el orgullo de la vida mediterranéa. Seremos los PIGS, pero tenemos a Grecia en octavos y todo eso desde el sofá y sin dar un palo al agua. Yo vi ganar a los helenos una Eurocopa sin hacer nada, ¿por qué no ser los primeros campeones del mundo europeos en Ámerica haciendo lo mismo?
Artículo de @joseluisatletim
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