Admito que
dedicarle unas palabras a Raúl es, en cierta medida, sencillo para mí. El
“pequeño” lateral tinerfeñista siempre ha sido mi debilidad, un profesional en
toda regla que nunca ha levantado la voz incluso cuando ha jugado en un puesto
que no le corresponde.
Entrega,
garra, sacrificio, humildad… son algunos de los términos que perfectamente
podrían describir el cien por cien de sus actuaciones con la elástica
blanquiazul. Un trotamundos del
fútbol que ha dejado huella allá por donde ha pasado. Gijón, Huelva, Jerez… han
sido algunas de las ciudades que han podido disfrutar de un jugador que todo
entrenador desearía tener en sus filas. Nunca dará un sobresaliente, pero nunca
suspenderá. Es de esa clase de jugador, “clase
obrera” como dicen algunos, que todo entrenador desearía incorporar a su
plantilla.
Un currante que aterrizó en la isla allá por
el mes de junio del 2013 procedente del Xerez, sin hacer mucho ruido, y que por
circunstancias deportivas ha pasado gran parte de su etapa en el Tenerife
situado en el lateral izquierdo para cubrir las carencias del equipo, siendo el
lado derecho de la defensa su lugar natural. Y es aquí donde ha conseguido
rendir a gran nivel convirtiendo la banda derecha en un auténtico cerrojo impenetrable para los
contrarios.
Con su apenas
172cm de estatura es capaz de parar al más fuerte y capacitado de los
adversarios. Su potente tren inferior es garantía de éxito al corte y su extraordinaria
capacidad física posibilita que nunca llegue tarde para hacer la cobertura y
medirse en velocidad con cualquier adversario. Por si esto fuera poco, la guinda del pastel está en su amor propio
y orgullo que se traduce en una garra innata que le hace vencedor en la gran
mayoría de los duelos individuales que le depara cada partido.
En los
tiempos de la magia de Cristo González, el idilio con el gol de Omar Perdomo o
la solidez que otorga al equipo el majorero Alberto, es justo y lícito
reconocer la gran labor que desempeña un jugador como Raúl Cámara. Para que
otros destaquen y brillen es necesario que algunos se sacrifiquen en beneficio
del equipo y eso, el lateral madrileño, lo hace a la perfección.
Es cierto que
su fuerte no son los centros al área, que está falto de calidad, pero de ser
así no estaría en el Tenerife. La afición es sabia y soberana y sabe apreciar
al jugador que lo da todo en el campo.
Como marca
una ley no escrita en el fútbol, algún día se irá (más tarde que pronto espero),
pero la huella que dejará tras su paso por la isla es enorme y ha calado hondo
en el sentimiento blanquiazul. Ojalá, llegado el momento, reciba la gran ovación que se merece. Se lo ha ganado a pulso.
Artículo hecho por Adal Quintero.
Artículo hecho por Adal Quintero.
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