A pesar de ser lunes tengo el ánimo por las nubes. Me
encuentro en mi trabajo sentado frente al ordenador y hoy no me “machaca” el
pensamiento de que aún quedan bastantes días para volver a disfrutar del fin de
semana. Es cierto que se trata de una época del año diferente ya que se avecina
la festividad de Semana Santa y me toca currar solo hasta el miércoles, pero mi
alegría la achaco principalmente a que, después de mucho tiempo, vuelvo a
disfrutar de los partidos que hace mi equipo.
Parece que han quedado atrás aquellos tediosos encuentros en
los que el representativo blanquiazul vivía de la racanería futbolística
luchando prácticamente sin recursos sobre el césped para no caer en puestos de
descenso.
Sin embargo, como he dicho antes, hoy es lunes y el sol
brilla (al menos aquí en el sur de la isla), como brillante parece también el
porvenir del Club Deportivo Tenerife.
Venimos de empatar en casa ante el Zaragoza, equipo que
ocupa la sexta plaza y que da acceso a los playoffs por el ascenso. A nadie se
le escapa que se ha vuelto a desperdiciar otra gran oportunidad para meterse de
lleno en la lucha por metas más ambiciosas, pero, sin embargo, un servidor aquí
presente se siente feliz y orgulloso de este equipo. Y la razón no es otra que
ahora el Tenerife juega bien. Es más, diría que juega muy bien. Y todo ello se
debe a un jugador que ha desempolvado el frasco de las fragancias aportando al
juego blanquiazul el aroma de buen fútbol que le ha caracterizado desde
siempre. Y ese jugador no es otro que Javi Lara.
El cordobés parecía ayer el mismísimo Fernando Redondo. Con
la libertad que le ha dado Martí, lo mismo aparecía en defensa para sacar el
balón jugado (¡y de qué manera!) que lo veías en ataque haciendo combinaciones
casi imposibles.
Tiene una capacidad
innata que solo los elegidos para la práctica de este deporte pueden
desarrollar, la de anticiparse a las jugadas. Sólo él puede ver un pase al
hueco mientras otros están pensando en soltar el balón lo antes posible.
Cambios de juego constantes moviendo al equipo de un lado a otro hasta
encontrar la mejor manera de hacer daño al rival, regates y bicicletas
fructíferas que descolocan a cualquier defensa, centros medidos a balón parado
( bien sea a raíz de faltas al borde del área o en saques de esquina) que se
convierten en medio gol ( de hecho así vino la mejor de las ocasiones
blanquiazules ante el conjunto maño) y, todo ello unido a su gran virtud, los
lanzamientos de falta, que hacen de este jugador un elemento imprescindible
para la configuración de la plantilla en la campaña venidera.
Serrano debe lograr por lo civil o por lo criminal la
continuidad de este ENORME JUGADOR que nos ha hecho volver a creer en el buen fútbol.
¡GRACIAS JAVI!
Artículo hecho por Adal
Quintero

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