Sucedió hace escasos días que ante el advenimiento de la final de la Copa de Rey, algunos de aquellos famosetes que se dicen así mismo llamar béticos, no pudieron resistir la tentación para proclamar a boca abierta y a tecla aporreada su alineación con el otro club de fútbol de la Ciudad. Como el reguero de la pólvora, surcaron enlaces y capturas de pantallas, saturándose el universo verdiblanco de toda la polémica que conllevaron tan traicioneras opiniones.
Han pasado algunos días y aún sigo sin poder leer alguna noticia que manifieste la intención por parte de los patronos de la Fundación Heliópolis de expulsar al señor Carlos Herrera de dicho órgano. Tampoco, en este sentido, hemos observado ninguna pronunciación oficial del Betis en la que se transmitan disculpas a la afición, a esta afición sufrida y castigada otro año más, y a la que la prensa vuelve a mortificar cada vez que se aproxima lo que se aproxima. En ABC, por ejemplo, por si no hay bastante con el Barbeito de turno, bardotrovador de las grandezas deportivas nervionenes, ahora se nos suma el Burgos de turno, quien hará una década ya incursionó por primera vez su simpatía sobre el club de la Avenida de Dato -ante la consecución de uno de esos títulos-, cambiando el color de los remos verdes por "rojos", de un popular y trianero verso de Lope de Vega.
Ahora ese sevillista por un día, actualiza de nuevo el ir en contra del sentir del verdadero bético; sin embargo, la peligrosidad de este personaje es casi tan liviana como la del artista, pues ninguno de los dos participan de ninguna forma en decisiones que se tomen desde Heliópolis o desde su entorno más cercano.
El señor Carlos Herrera, el otro y el otro, no deben pisar jamás el Palco de Villamarín; craso error si esto sucediera. Por supuesto, espero que los Béticos Veteranos no vuelvan a homenajear a este hombre, quien conoce casi cero de la Historia del Betis, al contrario que los historiadores béticos de nuevo cuño, realizadores de colosales descubrimientos, entre los que se halla un modesto servidor que conoce perfectamente lo que es la omisión y el ninguneo.
Ahora las aguas están más calmadas por parte de una afición que hace escasos días se sintió dividida, puesto que una parte se ha sentido impotente ante esta infamia, mientras el resto ha preferido volver la espalda y restar importancia al asunto. He de lamentar que esta segunda opción haya sido la que ha primado, puesto que la derrota del Sevilla, la llegada casi relámpago del primer fichaje y las noticias de los nuevos que están por llegar, han sido motivos más que suficientes como para sepultar lo que en otro club donde hubiera imperado la dignidad, hubiera sido motivo de sobra para expulsar a cualquier abyecto que públicamente desee títulos al otro club de la Ciudad, cosa ésta que conlleva un mayor crecimiento en poder económico y deportivo, para mengua de nuestro Betis, quien todavía manque duela se haya a una distancia lejanísima del de Nervión. Al señor Herrera, por lo visto, no le han dolido las derrotas y los ridículos sufridos en los derbis, a manos de quienes también nos eliminaron en esta edición de la Copa del Rey y a quienes el periodista deseaba que ganaran la Final.
Artículo hecho por (Rafael Medina Delgado)
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