Ayer sábado, con una más que aceptable entrada en el Camp Nou, volvía el Barça a la Liga tras el siempre complicado parón de selecciones y lo hizo con goleada. 4-0 al Deportivo de la Coruña que, con más acierto de cara a portería, podía haber sido de escándalo.
Sin sus laterales titulares, Sergi Roberto y Jordi Alba,
víctimas del Virus FIFA, Luis Enrique improvisó una defensa con tres centrales
y Digne y Rafinha más descolgados en el mediocampo y no le salió mal. Además,
pudo permitirse el lujo de dejar a Iniesta y Messi en el banquillo, para
tenerlos a tope el miércoles en el partido de Champions ante el Manchester
City.
El Barça parecía que quería ir rápido a por el partido como
lo demostró el tiro de Neymar al palo y el posterior remate de Luis Suárez
fuera. Pero todo no fue tan fácil como indica el marcador porque, a pesar de la
fragilidad defensiva del Deportivo, tienen jugadores que tocan muy bien el
balón, como demostraron Guilherme y Mosquera pero no fue suficiente para poder
conectar con Andone y Babel e inquietar así la meta de Ter Stegen.
El Barça, sin tener mucha claridad ni una gran circulación en el centro del campo,
se bastó en este primer tiempo con la inspiración de Rafinha para dejar el
partido sentenciado. El brasileño, robó un balón en la frontal del área a
Fernando Navarro, se asoció con Luis Suárez y disparó sin reparos a la meta de
Lux, al que se le escapó el balón por debajo de sus brazos. Minuto 21 y el
Barça encaraba el partido de la mejor manera, para empezar a disipar las dudas
que pudieran entrar tras la derrota en Vigo en la última jornada de Liga.
Sólo 15 minutos después, el mismo Rafinha, como rematador en
el área pequeña, aprovechaba una falta botada por Neymar, un remate de Piqué
despejado por Lux, para cazar el balón e introducirlo de nuevo dentro de la portería
del meta argentino, que nada pudo hacer.
Tras la aparición inesperada del invitado sorpresa, sólo dos
minutos antes del descanso, Neymar le hizo una asistencia a Suárez dentro del
área y éste, se giró de manera magistral para batir de nuevo a Lux, poner el
3-0 en el marcador y sentenciar el partido.
Tras éste marcador tan claro, Luis Enrique aprovechó el
descanso para cambiar a Luis Suárez y así dar entrada a Paco Alcácer, para
proteger al primero tras el viaje interoceánico que ha hecho esta semana y dar
confianza al delantero valenciano tras unos primeros compases algo difíciles en
Can Barça.
Y en el minuto 54 de partido, volvió el Rey, el amo del Camp
Nou, que tras 25 días lesionado, reaparecía con el gozo de su afición. Y sólo
necesitó 3 minutos y tocar dos balones para aprovechar una enorme asistencia de
Neymar para marcar un golazo por la escuadra, dejando asombrado a todo el
mundo. Por cosas como estas es el más grande. No necesitó ni rodaje, ni
readaptarse ni nada para demostrar estar preparado para la batalla que se
presentará el próximo miércoles en Champions League.
Goleada sólo empañada por la expulsión de Laure en el minuto
64 de partido, por darle un codazo en la mandíbula a Neymar, que el árbitro vio
y por el gafe que acompaña a Paco Alcácer de cara a gol. Tuvo tres ocasiones
clarísimas, que desbarató Lux, se marcharon al palo o fuera. Pero tal y como
indica su entrenador, crea espacios, oportunidades y el gol llegará porque su
trabajo es bueno.
Puesta a punto importante antes de la Champions, con
inyección de moral incluida por la goleada, la vuelta de Messi y el tercer
pinchazo consecutivo en forma de empate del Manchester City.
Artículo hecho por Meri (@Mtenas)
Artículo hecho por Meri (@Mtenas)
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