Siesta de verano cuando acabamos de saber que el Betis supera la cifra de los 42.000 socios. A falta de un siguiente plazo para nuevas altas, no parece dificil atisbar que la mítica cifra de los cincuenta mil socios está casi a tiro de piedra. Pero, ¿ cómo es posible que en tan poco espacio de tiempo el club verdiblanco haya tenido esa espectacular subida en su masa social ? ¿ Cómo puede entenderse que una entidad maltratada tanto en lo deportivo como en lo económico e institucional -salvo alguna excepción- en esta última década, se haya encaramado en las primeras con mayor cuerpo de socios de nuestro país ?
De pura lógica, uno de los principales factores a tener en cuenta, es el reducido precio de los abonos, oscilando por este motivo entre el primero y el segundo lugar de nuestra Liga Santander. Es el Consejo de Administración quien toma las decisiones finales, por lo que esta opción ha ido sirviendo para que las listas de socios subieran como la espuma. Es dificil hacerlo mejor, quedando lejos aquellos tiempos en que según Lopera " lo bueno había que pagarlo ": pagándose de esa forma Europa, pero también abonándose a malas clasificaciones y descensos. Haro y Catalán no han prometido nada a corto plazo, pero sí han declarado intencionalmente, ya desde el año pasado, que "no había excusas para crecer"; pese a todo, el escenario deportivo significó un fracaso, aunque la sabia afición blanquiverde comprendió que el décimo presupuesto tenía margen de error, cuando, por contra, en otros terrenos, se fue potenciando el beticismo, mientras que la alternativa no ofrecía seriedad alguna.
Las campañas sucesivas orientadas hacia la captación de socios han significado un enorme éxito: nos presentan un Betis moderno con cada vez menos lagunas, cuya misma modernidad puede verse a través de un calendario sorpresivo e inesperado en cuanto a decisiones, actos, cuidado de detalles para el aficionado, etc. Pese a todo, esta misma modernidad aún no ha tocado techo, y este aspecto, al igual que el deportivo, forman parte de ese medio-largo plazo que se exige racionalmente a una sociedad casi recién salida de la convulsión. La corta evolución de nuestra televisión es un ejemplo palpable y meridiano de lo que hay que hacer, televisándose todos los partidos del primer equipo en esta Pretemporada, llegandose la señal bética a todo el país....
La llegada de varios jugadores de calidad reconocida, que sin llegar a ser figuras poseen cierto historial reconocido, también han, creemos, servido como aliciente para que muchos béticos se esperancen e ilusionen, engrosando de esta forma muchos nuevos carnets. Aún restan por llegar algunos fichajes y los nombres que suenan siguen sin ser moco de pavo. Y en esta guisa, el legendario Serra Ferrer, un mallorquín llegado por tercera vez al Betis al igual que Antonio Barrios entrenó también por tres ocasiones al Club, en este caso con tres directivas diferentes.
Por último, no cabe duda que la erección del NUEVO GOL SUR, es un atractivo más que suficiente como para imanar a más béticos, completándose de esta forma un aforo de 60.700 personas, saldándose de esta forma la vieja promesa inconclusa de Benito Villamarín en 1958. Sin duda, ahora somos el 4º estadio de España, superando sin ambages a San Mamés o Mestalla, y alejándonos muchísimo del Sánchez Pizjuán y sus 42.500. Ahora sí se puede decir aquello de " Esto es un estadio, aquello é un furbolín ".
En paralelo a esta ola in crescendo de socios, son las redes sociales los nuevos baremos en que la afición verdiblanca expone sus inquietudes, quejas, anhelos y deseos. Sin pretender encasillar a nadie que sienta en verde y en blanco, es en los últimos años cuando empiezan a escucharse voces cuya principal bandera es la exigencia deportiva. El bético debe exigir, como es natural, pero también debería entender que realidades tales como la limitación de los presupuestos ( marcados por los derechos de las televisiones pactados con la Liga de Fútbol Profesional ), al igual que el tope salarial, son los auténticos jueces de todo esto, la fría sordina que a la biriprensa local no le interesa divulgar para que el bético no lo sepa y siga exigiendo de manera más desmedida de lo que debería ser.
Pero las aspiraciones y las pretensiones deportivas son legítimas para cualquier aficionado, tanto bético como del Calavera. El aficionado está cansado de malas clasificaciones, numeros goleadas encajadas, derrotas ante el eterno rival, etc. El bético se pregunta cuándo llegará el momento de ver a un Betis que nos dé más alegrías que tristezas. Años como la más o menos década anterior que coincidieron también con el mayor auge histórico del otro club de la ciudad, son motivos más que suficientes. Aún así, los piés deben estar en el suelo, porque hacer esa temporada decente que se pretende, es factible. H & C apuestan fuerte por ello, aunque no deben nunca salir del tono de la mesura y no vaticinar lo que aún no se sabe.
Esta campaña que se avecina, según los albores similares de otras en tiempos ya lejanos, debería resultar un camino exitoso, devolviendo de camino parte de viejas afrentas deportivas y, cerrando a la par heridas institucionales y sociales, aunque siempre quedarán aquellos que escriben en las redes béticas buscando su propio beneficio, al igual que el desfrenestrado periodista cuya pluma no será otra sino la de reflejar mal donde no lo hay u obviar donde no se debe. Será por tanto un camino no fácil, quizás deportivamente un poquitín transitorio, escapando por algunos puntos de lo mediocre y, tal vez, tal vez, una antesala hacia un Betis nuevo, que por afición y parte de su Historia, el beticismo merece; en que la llegada de nuevos hitos sea más bien producto de una evolución racional que de una inesperada irrupción.
Artículo hecho por Rafael Medina Delgado.
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