domingo, 6 de octubre de 2013

CRÓNICA: SEVILLA 2-1 ALMERÍA

RAKITIC PUEDE CON TODO


Un cabezazo providencial del croata, tras jugadón de Marko Marin, desatascó un partido en el último suspiro en el que el Sevilla fue de más a menos y acabó con la lengua fuera, incapaz de meterle mano al Almería. Indiscutiblemente esta campaña es la de Ivan Rakitic, que en esta extraña tarde de fútbol volvió a imponer su ley y tiró del equipo en el momento crítico para darle un triunfo fundamental de cara a tranquilizar los ánimos y redondear una semana excepcional en cuanto a resultados. Con 1-1 en el marcador y el Sevilla exhausto, falto de casi todo, el croata apareció en el momento clave para mandar a la red un buen servicio de Marko Marin, que cuando la pelota achicharraba se la embosó en su diestra y se asoció con el capitán para desbloquear un estado de frustración colectiva, con un Sevilla que fue de más a menos, presa sin duda del cansancio por la jornada intersemanal.  El fútbol guarda para sí partidos tan raros como el de esta tarde. El Sevilla ganaba 1-0 y se gustaba, combinaba rápido, cambiaba el cuero de banda a banda con soltura, daba con un juego fluido y estiloso colorido a una tarde maravillosa. Corría el minuto 18 y el Sánchez Pizjuán se ponía en pie para aplaudir una jugada sensacional de equipo que no llegó a culminar Jairo en zona de gol por muy poco. Reinaba la armonía, pero en el 23 una acción aislada con Suso y Rodri como protagonistas acabó en empate y lo que era un paseo se convirtió en un camino de espinas que sólo ablandó el estado de gracia de Ivan Rakitic, cuyas prestaciones se van superando partido tras partido.  Pocos podían pensar en tal sufrimiento cuando en el minuto seis Gameiro se aprovechaba de un saque de banda corto del Almería, se adelantaba a Esteban y hacía el primero. En los siguientes 15 minutos el Sevilla fue un rodillo. El Almería se veía totalmente desbordado, porque las salidas de los de Emery eran veloces y muy peligrosas, aprovechando las constantes pérdidas visitantes en la medular. Pero la plácida tarde de fútbol se torció con el gol de Rodri en la primera acción de los de Francisco. Ni el palo del tanto del ex sevillista enfrió el ánimo del Sevilla, que continuó muy entonado, plantándose con mucha facilidad en las inmediaciones de Esteban. Jairo la tuvo, pero remató muy forzado con la izquierda cuando se plantaba solo en el área, mientras que Rabello enviaba un remate al larguero. El empuje local se traducía en una andanada de saques de esquina que hacían presuponer un gol cercano. No fue así y el Almería en el 35 volvió a dejar constancia de su peligro, con un mano a mano de Vidal que desbarataron entre Beto y Fazio. Respondió poco después Jairo con una de esas cabalgadas sensacionales que tienen embaucado a Nervión, para dejar solo a Gameiro. El francés falló con un disparo a las nubes justo donde más fiable se muestra. Instantes después sintió un pinchazo y se quedó en la caseta en el descanso. El choque apuntaba para el Sevilla y en principio cabía pensar que el paso de los minutos debería inclinar la balanaza a su favor, porque era quien estaba poniendo realmente el fútbol. Pero el Almería, que se las llevó de todos los colores en el primer acto, se encerró atrás y tapó espacios. Al hecho de que todo se volviera más oscuro el panorama se unió que el Sevilla se fue diluyendo, muy espeso, visiblemente fatigado, con impreciosones propias de la falta de fuerzas. Sin duda a los de Emery les faltaba físico y todo indicaba a un desenlace sufrido. Dos disparons lejanos de Iborra fue lo más peligroso que hizo el equipo hasta el milagro de los dos rubios. El valenciano no pudo verlo en el campo, porque se fue lesionado, supliéndole Cristóforo. El cambio no varió el aspecto del choque. Los intentos locales se reducían a balones largos de Rakitic y a las internadas de los laterales, que otra vez cuajaron un partido magnífico. Particularmente Diogo por momentos se echó al equipo a sus espaldas. Pero nada era suficiente, porque el Sevilla jugaba los últimos minutos con la lengua fuera. De hecho, incluso había contras en las que había que frenarse, porque no se acompañaba a quien la lanzaba. Para evitar esto, Emery intentó poner más control en el centro del campo sacando a Trochowski por Jairo, con el fin de soltar más a Rakitic. Así se entró en la recta final del juego, con el respetable desesperado y el equipo incapaz, confuso... Los tres minutos de descuento parecían más una agonía que una oportunidad. Pero entonces apareció Marin, fallón como el resto de sus compañeros durante todo el segundo acto. El alemán, por la derecha, rompió a la defensa del Almería, y se sacó un centro magnífico que Rakitic, entrando desde atrás, remató con esa estrella que ilumina todo lo que toca. Estalló el júbilo y se finiquitó un encuentro chocante, que comenzó muy bien, que se puso muy feo, pero que se acabó ganando, que era lo verdaderamente fundamental para irse al parón con un resultado que da oxígeno y del bueno a un equipo que lo necesitaba. No se venció de la forma más brillante, pero se venció, que es lo que cuenta, sobre todo viendo lo mucho que sufrió el equipo físicamente en la segunda parte.

No hay comentarios:

Publicar un comentario