EL BETIS NO PUEDE MÁS CON LOS ÁRBITROS
Sufría el Atleti en el
Villamarín cuando Gabi, el oso del escudo transformado en futbolista, enganchó
un zapatazo desde fuera del área inalcanzable para Adán. Era el 0-1 que acababa
de rematar a un Betis admirable durante 55 minutos. Justo hasta que Braian
Rodríguez, entre ingenuo e inconsciente, se llevó un balón con la mano cuando
ya tenía amarilla. Expulsión de pardillo. Y de inmediato, el golazo de Gabi, el
hombre que fracasó dos veces en el Manzanares y siguió intentándolo hasta triunfar
cuando ya sólo él tenía fe.
El tipo que es hoy el líder de uno de los mejores
equipos del mundo. Oh, capitán, mi capitán. El gol de Gabi, cuando el Atleti
empezaba a temer que la Liga se le estuviera escurriendo entre los dedos,
permitió a los del Cholo disfrutar del Clásico con su labor cumplida. Pero le
costó mucho, porque el Betis, al que todo lo que le puede ir mal le sale peor,
demostró un orgullo a juego con su historia. Es lo mínimo, por otra parte.
Sorprendió Calderón dejando a Rubén Castro en el banquillo el mismo día que no
podía contar con Baptistao, pero no fue un síntoma de rendición. Como ha
convertido en costumbre fuera de casa, el Atleti se tomó con calma la primera
parte. Algún detalle de Arda y un par de arrancadas de Diego Costa le bastaron
para hacer trabajar a la defensa y marcar un gol mal anulado en el minuto 23:
centra Gabi, peina Mario y Costa, partiendo en posición correcta, fusila a
Adán.
El línea levantó la bandera. En el Betis, Juankar era una pesadilla para
Juanfran, pero no encontraba socios. El momento emotivo se produjo cuando,
lesionado Amaya, saltó al campo Nono, villano involuntario de la eliminación
europea. Como debe ser, el Villamarín le dedicó una cerrada ovación, que no
soluciona, pero consuela. Fue el último gesto bonito del primer tiempo, pues el
partido se embarulló cuando una carrera de Costa y Paulao acabó con el bético
chocando contra la valla. El central se vengó con una sucesión de faltas sin
castigo, alguna muy dura. El descanso fue bueno para la salud general.
La
lógica dictaba que el Betis pagaría el esfuerzo del jueves, pero Juankar tuvo
la oportunidad de cambiar la hoja de ruta nada más volver del vestuario. Jorge
Molina le metió un pase perfecto y, sólo ante Courtois, le superó cruzado.
Fueron los cinco segundos más largos del año para los aficionados atléticos. El
poste les devolvió el aire. El susto despertó al Atleti, que obligó de
inmediato a Adán a quitarle de milagro un gol a Diego Costa. Pero lo que el
portero sumó, lo restó de inmediato Braian con su expulsión. Y acabó de
rematarlo Gabi.
Dos acciones, tres minutos, que pueden valer una Liga o, al
menos, prolongar un sueño que no haya fin. El 0-1 agrietó el frágil ánimo
bético y Diego Costa tardó muy poco en hacerlo añicos. En el minuto 64, sucesión
de cabezazos de unos y otros en el área y, con el último, Koke deja sólo al
goleador para que fusile a Adán.
La bestia lleva ya 23 tantos en la Liga y los
del Cholo cabalgan sobre sus anchas espaldas. El resto fue dejar pasar el
tiempo hasta el Clásico. El Atleti no cede y no esperen que lo haga. Si va a
caer, tendrán que derribarle.
Miguel A. Cabrera
No hay comentarios:
Publicar un comentario