El Barça, se convirtió anoche en el primer finalista de la Copa del Rey, haciendo valer la victoria por 1-2 en el Calderón, la semana pasada. Costó sangre, sudor y lágrimas, porque el Atlético de Madrid vendió muy cara su piel, pero fueron los azulgrana los que se llevaron el gato al agua.
Nadie entendió de inicio el planteamiento conservador y
especulativo de Luis Enrique, ante un Atleti que salió a morder desde el minuto
uno, sin nada que perder. Torres, Griezzman, Carrasco y Gaitán, asfixiaban a
los defensas azulgrana con su presión y estos no conseguían salir con el balón
jugado. Recuperaban muchos balones cerca del área contraria y el Barça apenas
pasó de medio campo en la primera media hora de partido. Cillessen fue el
hombre durante todo ese tiempo, ya que hizo auténticos paradones ante el acoso
y derribo de los delanteros atléticos.
Con un centro del campo de circunstancias y la baja por
sanción de Neymar, Messi y Suárez se encontraban demasiado solos en ataque y tenían
que bajar mucho al mediocampo a presionar y buscar balones, cosa que impedía
que llegaran en condiciones al área visitante.
Hasta el minuto 43, cuando el Barça, sin merecerlo, batió a
Moyá por mediación de Luis Suárez, que recogió un rechace tras un disparo de
Messi y logró colar el balón a la red del conjunto del Cholo Simeone, que veía
aún más lejos sus aspiraciones de remontada. El hecho diferencial fue, una vez
más, Leo Messi, que se sacó de la chistera una jugada magistral, para salvar de
nuevo a su equipo.
Tras el descanso, pareció que Luis Enrique había corregido
los desajustes de su equipo con y sin balón y eran capaces de jugar más en
territorio contrario que en campo propio, pero también fue un espejismo. Hasta
que en el minuto 56, Sergio Roberto, que estaba a punto de ser sustituido, fue
expulsado por doble amarilla, cosa que se veía a venir de antemano. Quedaba más
de media hora y el Atlético volvía a creer en la gesta. Así lo demostró cuando
poco después, el árbitro pitó fuera de juego injustamente, en una jugada donde
Griezmann terminó mandando el balón dentro de la red de Cillessen. De todas
formas, los Atléticos no desesperaron y pudieron marcar de penalti dudoso,
pitado a Gerard Piqué, pero Gameiro mandó el balón al cielo del Camp Nou.
El Barça también tuvo sus intentonas en ésta segunda mitad,
sobre todo con un obús de falta de Leo Messi desde 30 metros, que impactó
duramente contra el travesaño de la portería de Moyá.
A 20 minutos del final, la contienda volvía a igualarse en
número de jugadores, tras la expulsión de Yannick Carrasco, que cometió una
falta innecesaria sobre Arda Turan en la salida del balón, cerca del área
rival. Y finalmente, la insistencia del Atlético de Madrid tuvo premio en forma
de gol, en el minuto 82, Griezmann recibía dentro del área azulgrana y asistiría
a Gameiro para que marcara a puerta vacía y se redimiera así del penalti
fallado minutos antes.
Quedaban 10 minutos y el Atleti todavía se lo creyó más,
cuando en el festival de silbato de Gil Manzano, expulsó a Luis Suárez por dos
faltas en tres minutos. Enfado monumental del uruguayo, que ya se veía fuera de
la final de la Copa del Rey.
Aún hubo cinco minutos más de añadido, que Filipe Luis
aprovecharía de nuevo para cazar a Leo Messi, intentando terminar con su
carrera por segunda vez en un año. ¡Y sólo vio cartulina amarilla!
Tras un partido muy polémico y con excesivo protagonismo del
árbitro, cosa que viene siendo demasiado habitual últimamente, el Barça se
clasificó para su séptima final de Copa del Rey en 9 años y la cuarta
consecutiva.
Ahora toca esperar al rival, que saldrá de la semifinal que
juegan hoy Celta y Alavés, y aparcar la Copa para centrarse en la Champions
League, que vuelve la semana que viene, e intentar recortar puntos al líder de
la Liga, el Real Madrid.
Artículo hecho por Meri (@Mtenas)
No hay comentarios:
Publicar un comentario