sábado, 10 de febrero de 2018

CRÓNICA: VALENCIA CF 0-2 FC BARCELONA

SIN GOL Y CON MALA SUERTE

Mestalla y toda Valencia vibraban ante la vuelta de la Copa entre su equipo y el Barcelona. El resultado de ida era una gran losa para cargar, por lo que toda ayuda adicional no solo era bienvenida, sino, además, requerida. Y la afición estuvo ahí desde mucho antes de que se diera el pitazo inicial, que por cierto se dio ante dos oncenas no tan fáciles de predecir. Marcelino, obligado en los últimos días a improvisar en demasía por la plaga de lesiones, sorprendía con tres delanteros, con Vietto y Rodrigo más retrasados, y tres medios para la salida rápida y la marca en bloque. Por su parte, Valverde apostó por un tocado Piqué en la zaga y por el ex valencianista André Gomes.


El Valencia se veía tan compacto como la vez pasada, pero había algo diferente. Lo sintió Jordi Alba en la primera del partido ante la presión de Zaza. El italiano, que se mostró poco, dejó claro lo mucho que se le extrañó en la ida, porque solo con su envergadura y forma de jugar demostró que le podía dificultar las cosas a la defensa catalán. Los locales buscarían el arco rival desde el inicio, y lo harían con vehemencia y criterio de la mano de un gran Rodrigo, que en una de las primeras cedía para Coquelin que se animaba a rematar fuerte pero centrado ante el meta visitante después de una buena pared con Zaza. Este era otro Valencia

La afición rugía y respaldaba el esfuerzo de los suyos, que defendían con mucha intensidad y solo habían concedido un tiro libre de cierta peligrosidad a Messi, bien rechazado por Jaume. Por su parte, los de Marcelino lograban una llegada muy clara en el minuto 14. Un buen centro de Gayà encontraría a Rodrigo, que se anticipaba a Piqué para impactar el esférico con un preciso giro de cabeza, puede que demasiado preciso, que superaba el esfuerzo de Cillissen y que solo el travesaño lograría repeler. El mismo Rodrigo remataría otra buena jugada, esta vez de Zaza al ganar un balón y superar a los centrales, que el meta holandés lograba rechazar. Cerca del final de la primera mitad, Coquelin, de gran despliegue y entrega, encontraría con un pase a tres dedos -destacado gesto- a Kondogbia en el área. La buena recepción de Geoffrey perdería algo de frescura por la marca y alguna duda, aunque su disparo se iría a centímetros del poste derecho. El Barcelona, que había tenido más la pelota y no había podido llegar salvo una de Suárez bien contenida, se iba al descanso con su portería en cero.

Para el segundo tiempo Valverde dispondría de Coutinho por André Gomes, mientras que Marcelino saldría con el mismo once. Tras unos primeros minutos muy similares a lo visto en la primera parte, llegaría el gol del recién ingresado en una gran jugada de Suárez. El uruguayo dejaba a Garay en el camino y metía un buen pero difícil pase para Coutinho, quien se encontraba sin marca por el cierre al centro de Gayà y cuya definición in extremis se colaría en la meta de Domenech. El golpe se sintió en Mestalla. Por si fuera poco, a los pocos minutos, Rodrigo y Coquelin, probablemente los dos mejores del Valencia, tenían que abandonar el terreno por molestias físicas. Entraban Soler y Guedes para abrir las bandas y mantener la ofensiva en busca, ahora sí, de la épica remontada.

El portugués saldría con fuerza dando muestras de su buena recuperación, tomando de cierta forma el testigo dejado por Rodrigo, buscando portería con el primer balón que tocaba y cabeceando poco después con un centro de Zaza apenas por encima del arco. Sin embargo, la más clara que generaría el 7 valencianista sería por un eléctrico desborde cuyo centro se convertiría en una habilitación con la cabeza de Soler a Gayà que terminaría con un impresionante reflejo de Cillissen para evitar lo que parecía el claro empate. Ni José Luis ni todo Mestalla lo podían creer. Por su parte Jaume había rechazado tiro de Messi que se envenenaba en camino y terminaba en tiro de esquina. 

El último cambio del Valencia también sería obligado, aunque si bien un poco más dramático. Garay abandonaría el terreno en camilla, luego de romperse por el tremendo esfuerzo. El argentino, con excepción de la jugada de Suárez, había estado bastante solvente. Entraría Vezo en su lugar. Ya con las fuerzas mermadas y el espíritu debilitado por el gol y el paso de los minutos, un exceso de confianza y mal pase de Gabriel, sería aprovechado por Suárez, quien lastimó y mucho al Valencia en ambos partidos, para dejar servido el segundo del partido y el tercero de la eliminatoria para Rakitić. Victoria para el que más pegada exhibió y para el que más fortuna tuvo.

Artículo hecho por Ricardo Pérez (@ricardo21j)

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