sábado, 27 de agosto de 2016

CRÓNICA: REAL BETIS 0-0 RC DEPORTIVO

LA VIDA SIGUE IGUAL

Después del ridículo en el Nou Camp, donde Poyet salió a jugarle al Barça en su casa con una valiente e imprudente formación de 3-5-2, que provocó sacar el balón de las redes media docena de veces que pudieron ser más, se presentaba este Betis 2016/2017 en Heliópolis, delante de su gente, presto a enfrentarse a los coruñeses. Ambiente de auténtico lujo (35.000 espectadores) en pleno Agosto, aunque con la inevitable morriña que da el mirar hacia Gol Sur y encontrarse con un vinilo gigante q cubre el vacío que deja la grada de animación, corazón y motor incondicional del Club de las trece barras. Un añito para terminarse el Estadio (que se convertirá en el 3º más grande de España y que por cierto es tan absurdo como injusto que se llame Benito Villamarín) y ahora más que nunca viene como anillo al dedo aquello de que el fin justifica los medios, aunque en este caso se antoje un pelín eterno…


Decíamos que se presentaba este nuevo Real Betis ante su afición -que este año ha vuelto a rebasar la barrera de los 40.000 socios- y lo hacía con una formación más acorde en base a lo que se ha visto durante la pretemporada. Un 4-3-3, con puntos en juego esta vez, que ha puesto de relieve las evidentes carencias que tiene el equipo en determinadas zonas. No deja de ser irónico, por cierto, el hecho de que en partidos como el de hoy sí que hubiesen sido comprensible probaturas ofensivas y no en el campo del Campeón de Liga, con Messi y Suarez cogiéndote la espalda tantas veces como minutos tuvo el entrenador para frenar el despropósito. Pareciese que el bueno de Gustavo hubiese confundido las citas, pero dejando esto a un lado el caso es que a este equipo le siguen haciendo falta (y esto lo sabe y comprende hasta un chino dentro de un bol de arroz) un MCD con centímetros, músculo y categoría, junto con un Defensa Central de idénticas características. Sin embargo eso tiene un nombre y se llama ‘aflojar la cartera’, cosa que no hace nadie desde hace prácticamente una década en estos lares. Todo son fichajes de medio pelo, suplentes de los suplentes de otros clubes, decenas, decenas y más decenas de ellos, que si bien no aportan absolutamente nada al nivel del equipo sí que lo hacen en los bolsillos de algunos en forma de comisiones, cosa que al anestesiado ‘antiloperista’ medio parece importarle tanto como a uno que va andando por Chipiona.

Dejando a un lado incomprensibles contrataciones de más porteros (¿?), cuartas opciones, o la adquisición del equipo de Baloncesto, ciertamente este año ha sido el mejorcito en cuanto a planificación en comparación con lo que se ha llegado a ver en estos últimos tiempos. Aunque la ya clásica sensación de resultar fútíles es palmaria y algunos parecen finalmente estar acostumbrándose e incluso sentirse cómodos en el lamentable conformismo reinante y ramplón. Otros no. Otros lo denuncian y protestan y, aunque no hagan tanto ruido como los otros, consiguen inyectar en el resto el toque de crítica objetiva mínima y necesaria como para despedir el partido con una pitada, porque esto ya va en serio y ni al más fanático aleccionado ‘comegambil’ le gusta ver a su equipo dos jornadas seguidas cantándole bajito al farolillo rojo.

En la primera parte pudimos ver a un Betis muy cambiado frente al que vimos en la primera jornada, saliendo a escena jugadores como Joaquín –que hizo un buen partido- o el canterano Fabián en el mediocentro, que formó trío con Petros y Felipe Gutiérrez. Y no fue solo posición lo que compartieron todos en la medular. También ofrecieron una aportación igualmente cuasi nula al discurrir del encuentro. Es obvio que lo mejor que tienen los verdiblancos en esas zonas es el lesionado Jonas Martin, pero haciendo un esfuerzo y salvando de la quema a Felipe, que necesita unos cuantos partidos, tenemos un agujero en el mediocentro puro del tamaño de Texas. Fabián es un buen jugador, bisoño, que aún le viene grande el primer equipo y al que no debiera siquiera cargarle con esa responsabilidad. Necesita experiencia y puede que una cesión fuese la mejor opción para todas las partes. O eso, o tener paciencia e ir dándole minutos; pero nunca guardián y cerrojo titular del primer equipo. Petros, por otro lado, seguro que es una buena persona y un manitas en casa, pero no puede estar en el once inicial de ningún Club en el mundo que tenga una mijita, manquesea, de aspiraciones deportivas. Es muy difícil plasmar las pretensiones e intenciones del entrenador (posesión, triangulaciones, rapidez, verticalidad…y a morder para recuperar) porque cuando te lanzas alegremente al ataque eres consciente de que algo no acaba de encajar y que a la contra eres un flan ante cualquier equipo serio y con puntos en juego. No tienes a nadie con empaque y kilates mandando el juego. Y en esas se ahogaba el equipo en la primera parte: un querer y no poder, ante un parsimonioso Deportivo que con el discurrir de los minutos y viendo el pitorreo que supuso la zona de recuperación y creación verdiblanca se sentía cada vez más a gusto y animado. La segunda parte tampoco mejoró mucho, aunque la salida de Musonda azuzó un tanto la candela y es que este jugador –a quien le queda un último tironcito para terminar de explotar- siempre tiene el área rival como objetivo principal y la habilidad necesaria para conseguirlo. Un par de diagonales con el sello de Joaquín, algún arrimón de Sanabria (está en ello) y un Ruben Castro desesperado, perdido y solo como el tipo aquel de ‘Náufrago’ sin Wilson, tampoco estuvieron acertados a la hora de materializar las ocasiones que con cuentagotas se crearon durante el encuentro.

Vamos a por la tercera jornada y no es momento de dictar sentencias absolutas, pero echando una ojeada al panorama se advierte una temporada sin grandes sobresaltos en el mejor de los casos empero con las mismas aspiraciones que el SD Eibar. Que el tal Darko Brasanac sea la solución a los males del Betis es algo que está más que por verse, pero esa es otra historia.
Artículo hecho por Juan Vega (@juanvegaRBB)

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