sábado, 30 de diciembre de 2017

DOS ENEMIGOS: EL SEVILLA Y EL ÁRBITRO, UNA VIEJA HISTORIA

Son las últimas jornadas las que han disparado el malestar del beticismo debido a los fallos de los árbitros continuados. Pero todo esto no es nuevo, ya que desde hace años y años es el Betis el muñeco de pim pam pum de la Liga española de Primera División. Los números y amargos recuerdos son incuestionables, sobre todo en los derbis.

Los partidos de máxima rivalidad desde que uno tiene uso de razón, tal vez desde poco antes de la primera mitad de los años 80, han venido marcados por las ayudas arbitrales al eterno rival: expulsiones, penaltis, goles recibidos en fuera de juego, tantos anulados marcados de forma legal....pinceladas que jalonan todo un rosario en la Historia de los derbis (principalmente en los jugados en Villamarín ). En este caso toca hablar de los jugados en el Pizjuán y por no extendernos más, a partir del decenio de 1990.

Algunos antiguos recordarán un 3-2 en 1991, cuando un Betis colista se adelantó en el primer minuto, pero una rigurosa expulsión de Julio por el colegiado Ramos Marcos dejó a los béticos con una inferioridad que el Sevilla como de costumbre no perdonó. En la 95-96, un Sevilla conseguía alejarse de los puestos de descenso gracias a un tanto de Súker, mientras que Díaz Vega, el hombre entonces de negro, cargó a los rojiblancos de tarjetas pero les perdonó alguna expulsión que otra. Hasta aquí lo que los 90 nos dejó en negativo por decisión arbitral.

Pero fue en la primera década del siglo XXI cuando, por lo menos en su primera mitad, fue el Betis quien con un equipo superior al del Sevilla, mereció haber conseguido algo más. No obstante, sin reseñar excesivas polémicas en estos partidos, fueron los árbitros quienes no debieron consentir la excesiva violencia de aquellos Pablo Alfaro, Javi Navarro o David Castedo. 

Con el advenimiento de la ristra de títulos conseguidos por los de Nervión, justo es decirlo, gracias a una plantilla fuerte pero también apoyada por la suerte, van los verdiblancos a sufrir varias derrotas marcadas por la permisividad arbitral, salvo el 3-0 encajado en 2008 -exento de escándalos pero sin suerte para el Betis-. En el 5-1 del 2012, fue expulsado el bético Rubén Pérez; en el 4-0 de la Temporada siguiente - con descenso bético -, con ventaja blanca de 1-0, es expulsado Paulao por doble tarjeta. Fue el año pasado cuando un solitario tanto rojiblanco decantó un partido dos minutos antes de que Estrada Fernández anulara un gol legal a Alex Alegría.

Estos detalles y otros que nos hemos dejado en el tintero, pertenecen a la ristra de favores arbitrales que el eterno rival lleva gozando en la mayoría de las visitas béticas a Nervión. Está claro que si unimos lo sucedido en los Betis-Sevilla, las calamidades blanquiverdes se contarían a manojos. El derbi de la segunda vuelta será otra historia, porque ahora nos centramos en el próximo. Personajes como Estrada Fernández ( en dos ocasiones ), Velasco Carballo, Teixeira Vitienes o Mateu Lahoz, fueron personajes erigidos en protagonistas partidistas, que unidos a los atracos sufridos hacen temer por pescar algo en el Pizjuán; derbis en los que no vale sólo la actitud sino también el factor suerte, en parte la calidad, y un arbitraje mínimamente correcto.

En términos formales, el derbi se presenta en un momento más importante para los béticos que para los sevillistas, pues sólamente una igualada serviría para los de verde quizá escalaran algún punto, mientras que una victoria del Villarreal ante el Coruña, sacaría a los de Nervión del quinto puesto. Por el contrario una victoria bética sería una alegría merecida para su afición y romper una baraja cuyas cartas llevan años marcadas.

Artículo hecho por Rafael Medina Delgado.

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